Viernes Trece; Miraculous Lady Bug

01: Viernes Trece.

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Era el tiempo de caballeros, el tiempo de príncipes y princesas, ¡Qué maravilla!

Hoy ha llegado el anhelado día, el día de alegría y pasión.

Alegría y pasión, tristeza y dolor.

Final trágico, espera pacientemente, el día de la muerte.

Oh fatídico.

Viernes 13.

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La mañana tenía el Sol radiante, el pueblo lleno de suspiros enamorados, ¿Qué podría salir mal?

Las jóvenes doncellas se levantaban con una radiante sonrisa y uno que otro grito de emoción. Pero, entre todas ellas había dos hermanas que estaban al filo de la emoción pues, hoy era la gran elección.

— ¡No me lo puedo creer!— canturreo la joven de pelo azabache — Hoy, le veré...Ah...

— ¡Si, aun no supero que todas las doncellas estemos invitadas!

— ¡Chloe, no grites!

— ¡No te grito, aparte estoy muy entusiasmada!

— ¡Cierto! — salto a su cama, con la mirada que solo una joven enamorada podía dar.

— ¿Por qué tan ilusionada?

— Estoy enamorada.

— ¿De quién, hermana, de quién?

— ¡De Adrien! ¡Del príncipe Adrien!

— ¡Vaya! Yo solo voy por estatus económico tu puedes enamorarte, Marinette, que por mí no hay problema. — sonrió con confianza la rubia.

— ¡Pero!

— ¿Pero, qué?

— ¿Recuerdas como lo conocimos? — suspiro apenada — solo... solo le gustaste tú. — confeso con voz bajita, a punto de romperse.

Chloe le miro apenada aún recuerda esos días, cuando eran infantes e inexpertos en el amor.

— Recuerdo y Narración por Chloe —

Nuestra Madre cansada de la enfermedad que cargaba nos dio tareas para ayudar. Yo fui al pozo a sacar cuatro baldes de agua, que por cierto no sabía cómo iba a llevar. Marinette, tuvo que quedarse a hacer el pan con ayuda de mama, suertuda.

Estaba llenando el cuarto balde, cuando escucho pasos, me volteo y un rubio se acerca a paso apurado a mí. Antes que nada, choca contra mí y caemos al suelo.

Su mirada era verde y tenía ropas que sin duda alguna no sea de pueblo. Parpadee rápidamente y el me sonrió.

Escuche un galopar de caballos y de forma inmediata él se levantó nervioso.

— Ayúdame a esconderme. — me pidió en un susurro.

Solo atine a quedarle mirando, pero al escuchar el galope de caballos más fuerte, más cerca. Él se apresuró a correr, pero lo detuve.