Admito que no soy la persona más amistosa que podrías encontrar, pero tampoco pueden ponerme el título de maleante.
Admito que en el pasado lo fui. Pero como no serlo! Si crecí en uno de los callejones más salvajes, violentos y peligrosos de mi país, rodeado de demonios alcohólicos y drogadictos. Demonios que castigaban la inocencia, lo correcto. Con muerte.
Tuve que aprender a defenderme de ellos siendo solo un crío y lo hice, mas no puedo decir lo mismo de mi progenitora. Al hijo de puta con el mismo título ni siquiera lo recuerdo, se largó mucho antes de que yo pudiera dar mis primeros pasos; después de condenar a su mujer a un lugar donde pelear y ganar eran más que hombría, era poder sobre todo y todos. La mujer simplemente sufrió las consecuencias.
Que no parece afectarme? Claro que no!
Ella fue débil!
Me prometí que no terminaría tan patéticamente, que no cometería el mismo error; sin pensar que eso me llevaría a ser exactamente como los hombres a los que tanto maldecía y aborrecía.
Sin saberlo, poco a poco, me fui haciendo adicto a ese sentimiento de adrenalina y poder que te da una buena pelea. Vencí a todos y cada uno dentro de ese callejón, pero no me era suficiente. Quería ser más fuerte.
Me hice de tantos enemigos después de eso: sin embargo no recuerdo el nombre de ninguno. Todos a los que enfrente durante esa etapa solo fueron sacos de arena con los que probaba mi fuerza, mi forma de entrenamiento se podría decir.
Terminé aburrido, no encontré a nadie que pudiera hacerme frente.
Poco después un mal nacido se acercó a mí claramente buscando pelea, mala suerte para él, yo no andaba de muy buen humor.
Lo usé para desquitarme, pero cuando me di cuenta ya estaba completamente manchado con la asquerosa sangre del idiota que, después de su atrevimiento, ni respiraba.
Caí sentado al lado del cadáver, en medio de un basural en dónde al parecer se había llevado a cabo la pelea, cuando oí una risa.
Casi se sintió como un murmullo, como si tratara de no llamar mi atención.
Molestó, me acerqué hacia dónde, me pareció, provenía el sonido. No pude asombrarme más al percatarme que la criatura también había tomado la decisión de acercarse.
-Aléjate! -fue lo único que se me ocurrió decir.
Era obvio que me entendía, entonces por qué esa niñera, que aparentaba unos 2 o 3 años, me miraba tan curiosamente acercándose a mi tal como si yo fuera la cosa más malditamente interesante en el mundo.
Nunca entendí que fue lo que en ese momento me generó tanto pánico como para buscar añejarme, si al verla acercarse de entre los escombros en los que se encontraba escondida no pude compararla con otra cosa que no fuera un pequeño ángel. Sin embargo, cuando estuvo es solo unos centímetros de mi y logró tocarme con sus diminutas manos mi imagen de ella cambió totalmente.
Su piel me pareció la más escalofriante mente pálida se jamás he visto, contrastando con su cabello azabache; sus ojos grises, antes curiosos, tomaron la avise de un felino en acecho; y su risa inocente se tornó macabra en los oídos.
Después de eso no recuerdo nada que no sea despertarme, solo, sin saber dónde estaba.
Tenía hematomas y cicatrices por todo el cuerpo, como los que me hacían los idiotas abusivos en aquel hueco, más este sin duda era peor dolor que alguna vez he experimentado.
Mi vida, después de eso, fue muy extraña. Me alejé de las peleas, lo creí mejor así, si seguía con eso entraría en un círculo vistoso en dónde siempre terminaría aburrido. Disidí probar nuevas cosas.
Pero después de lo que aquel día tenso extrañas lagunas mentales, pasa exactamente lo mismo que cuando la conocí. Como si una parte de mis recuerdos fueran cortados. Siempre despierto con algo nuevo, si nos es con golpes o cicatrices en el cuerpo, es en cualquier lugar menos en mi casa.
Lo más extraño es que cada noche, sin falta, esa niña aparece en mis sueños. Me cuenta sobre su "tiempo viva" como ella lo llama, es curioso, cada vez que la veo crece un poco, como si el tiempo no pasará de la misma forma en ella que conmigo. Hace poco me contó que un tipo la asesino después de tratar de abusar de ella. Tipo que vivía a unas cuantas casas de la mía y fue asesinado ayer por la tarde.
La policía vino hace unos minutos a preguntarme si había visto algo fuera de lo común y mencionaron el tiempo exacto de mi laguna mental.
Esto ya ha pasado antes. Y aunque puedan parecer un estúpido paranoico siento que ella tiene algo que ver, pero siempre que le pregunto ríe inocentemente y dice lo mismo.
"Recuerdas el día en que nos conocimos?
Tu buscabas ser fuerte
Y yo busca tu fuerza"