Era de madrugada, mientras esperaba, con el frío congelándome hasta las venas, en la parada del colectivo.
Hasta que finalmente llegó el colectivo, ese santo colectivo, de el que bajo Octavio, el desgraciado de Octavio.
La mitad de mi decía que se vaya, que no me hable, que ni me mire. Pero la otra mitad de mi me decía que se quedara, que me consolara, que me abrazara.
Se quedo ahí mirándome y yo se que así como yo no sabia que hacer, el tampoco.
Le dije:
- Fue todo por ella, ella empezó.
Y el con el dolor de inmensa traición me miro y me dijo:
- Esta bien, va a haber que hablarlo pero esta bien
No sabia que hacer, quería volver a hacerlo pero a la vez no. Lo quería a el, pero prefería hacer cualquiera. No sabía que iba a ser de mi futuro, pero algo estaba claro: Ya no lo amaba.
De la nada todo se dio vuelta, todo cambió, sentía que ya no me podía mirar de la misma manera. No sabía a quien decirle. Me sentía como una flor más en un inmenso bosque selvático. Me sentía pequeña y sola. Ese fue el primer error de muchos, pero este, este como que no lo entendí, no entendí tampoco como sucedió, para mi fue normal surgió de mi, bueno y de ella.
Se sento a mi lado y espero, espero a que se calmen las aguas, o a que yo la melodramática dejara de llorar, y me propuso y a hablar a su casa. Lo cual me pareció raro, no entendía, después de lo que hice quería que vaya a su casa.
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Desde entonces:
RomanceA veces tardamos en entender que los lugares en los que pertenecemos no son sitios, sino los espacios en el abrazo de alguien que nos quiera. Y esas cosas son cosas que aprenderás con la adolescente Azari mientras recorres con ella sus aventuras.