Un día más de rutina, un día más donde si no tuviera mi café, estaría en el limbo.
La luz del sol entra por el vidrio y me da la energía suficiente como para sobrevivir estas primeras horas de la mañana.
El desierto está más poblado que este lugar en este momento.
Quizás daría todo por estar en mi cama, pero más doy por saber que va a ser de mi en un rato, por saber que va a pasar.