POV desconocido

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¡Hola de nuevo! 

Estoy escribiendo esto porque aún estoy sin inspiración suficiente para seguir con el último capítulo de Mentes Poderosas, así que he hecho un capítulo especial sobre la forma que alguien (no voy a decir su nombre porque quiero que intentéis averiguarlo) vivió un día.

Antes de nada, quiero decir que esta es la segunda parte del libro Mentes Poderosas, y esta escena es una que ya ocurrió en el libro. De todas formas si lo has empezado ya, no hay problema porque entonces no te llevarás ningún spoiler.

Os dejo con el capítulo.


La furgoneta no paraba de dar botes, me estaba empezando a marear el hecho de estar escondida entre unas cajas.

Me hubiera gustado haber venido con alguien, pero para este tipo de tareas no suele haber muchos voluntarios.

El camión volvió a tambalear, esta vez casi se caen varias cajas, pero el camión paró y en lugar de ellas, caí yo al suelo.

Rápidamente volví a mi escondite, debía esconderme mientras sacaban las cajas e incorporarme a la fila de presos.

Los camioneros cogieron unas cajas y se fueron, dejándome unos minutos para salir sin ser vista por nadie.

Me escondí en un habitación por la que pasaban de camino a las salas para meterme más fácilmente. Decidí hacer un último repaso de la misión, lo llevaba todo listo, tenía el mapa con el atajo hacia la base más cercana y mi identificación falsa. Pensaba que me daría tiempo a sentarme y repasar el plan, pero oí el alboroto de gente pasar y no tuve más tiempo.

Abrí disimuladamente la puerta y me metí dentro de la fila, entre un adolescente y una niña pequeña. Ellos notaron perfectamente cómo me incorporé, pero no dijeron nada.

Se suponía que tenía que encontrar la bomba y hacerla explotar antes de entrar en la sala, aunque siempre me guardaba un plan b en caso de cualquier problema.

Cada mes cambiaban la forma de llevar la bomba, y como soy yo la primera este mes, me toca a mí averiguarla.

Dos hombres cargando con una bolsa grande pasaron al lado nuestra. Y ahí supe dónde estaba la bomba.

Me lancé sobre ellos y los tiré al suelo. Quedaron en el suelo con la bomba encima, lo que no sabían era que teníamos cinco segundos para apartarnos o explotaría.

—¡CORRED! —grité.

Pero nadie me oía, nadie me creía. Nunca antes me había pasado esto. No quedaba tiempo. Empujé al adolescente y a la niña dentro de la habitación por la que había salido para que no les llegase la bomba, pero nadie más corrió, estaban todos en shock. La bomba era más grande de lo que yo esperaba. Nadie sobrevivió, todos corrieron hacia la bomba en vez de huir de ella. Me refugié en la habitación y me escondí junto con las dos únicas personas que había conseguido salvar. 

La bomba explotó. Pude notar cómo la explosión rompió la puerta, pero nosotros nos habíamos refugiado tras una estantería que no recibió la onda expansiva.

Esperamos varios segundos hasta que supimos que estábamos fuera de peligro. 

Asomé la cabeza y vi que no había nadie. Las otras puertas habían quedado bloqueadas y había un agujero en la pared que daba a un bosque. Oí como los guardias intentaban abrir la puerta, quizás eso nos daría tiempo suficiente para escapar. 

Miré a la niña, ella estaba llorando viendo los cadáveres en el suelo.

—Tenemos que salir de aquí —dije—. Pasad por el agujero, hay un bosque por el que podremos escapar.

El chico siguió mis indicaciones y ayudó a la niña a pasar por el hueco. Después salí yo, busqué en el bolsillo de mis pantalones mi pistola y les indiqué el camino para que corrieran.

Estábamos adentrándonos en la zona de los árboles cuando un hombre que vigilaba el exterior de la cárcel me vio y me disparó.

Yo sabía esquivar las balas, por supuesto que sí. Pero el adolescente no.

Y no había otra forma, ojalá la hubiera habido, pero en los últimos instantes que quedaban solo tuve tiempo de disparar al guardia. Quizás sus compañeros cuando viniesen después encontrarían mi cadaver y ni se molestarían en buscar si hay más gente.

La bala impactó en mi estómago.

Me hubiera gustado tener unos instantes más para pensar por última vez en todas las personas importantes de mi vida, pero nadie me avisó de que iba a morir hoy.

Y así, poco a poco todo mi mundo se iba desvaneciendo.

Y aún recuerdo la última imagen que vino a mi cabeza. Eran mis hermanas...

Hasta siempre, Abby.

Hasta siempre, Emily.


Todo era negro...

Todo era borroso...

Aunque esta vez sabía que nunca volvería a abrir los ojos.



¿Habéis conseguido averiguar el personaje?

Comentadlo aquí.

Tengo que aclarar que esto no forma parte de la trama de esta historia, es un capítulo especial.

Pronto publicaré el último capítulo de Mentes Poderosas y quizás el primero de esta nueva historia, pero también tengo que corregir los capítulos de Mentes Poderosas porque voy a presentarme a los premios Watty (si me doy prisa, puedo inscribirme también con esta historia).

Bueno, en parte también he publicado esto para que lo valláis poniendo en vuestras bibliotecas y empezar con buen pie.

¡Nos vemos pronto!

Fecha de publicación: Miércoles, 7 de junio 2017 17:59

Mentes Asombrosas || En pausaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora