©CHAPTER ELEVEN.

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[...]

Chrystel se encontraba sentada en una cómoda silla que enfrente tenía una mesita y unas cosas donde iban sus pies, ahí le estaban pintando las uñas de los pies y de las manos mientras en la mesita tenía una malteada de fresa y un plato con frutas.

Ella pensó; —Uno de mis desayunos favoritos.

Pero por más que la consintieran, nada podría cambiar su estado de ánimo, se sentía triste, como si todo el mundo estuviera en contra de ella.

Hace un par de semanas ella habría estado esperando este día con demasiado entusiasmo y estaría disfrutando todo lo que los maquillistas le estaban haciendo para que se relajara unos momentos antes de la boda. Pero ahora eso ya no era así.

Tardaron como cuatro horas en maquillarla, peinarla y que se pusiera el vestido. Que por cierto, estaba hermoso.

(No se los describiré, mejor les pondré una foto).

Terminaron de arreglarla y finalmente, le colocaron el velo que, igualmente, era blanco transparente con uno que otro detalle de igual color

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Terminaron de arreglarla y finalmente, le colocaron el velo que, igualmente, era blanco transparente con uno que otro detalle de igual color.

Se veía hermosa, este debería haber sido el mejor día de su vida, pero ahora simplemente lo detesta, ¡ni siquiera estarán sus padres en la boda! Y ¿Quienes serían sus padrinos? Porque cualquiera en su sano juicio, no permitiría que la casaran a la fuerza.

Se miró en el espejo con lágrimas en los ojos y pensó en sus padres, ¿cómo estarían? ¿La estarán buscando? Ojala que si, no soportaría vivir así al lado de Justin que lo único que haría sería castigarla cada vez que ella no quisiera hacer algo que él le mandase a hacer.

Una lágrima cayó de su ojo derecho y próximamente otra del izquierdo, ella no quería llorar, sabía que Justin la regañaría.

—Oh no, nada de llorar lindura, arruinaras tu maquillaje —le dice Mario limpiandole las lágrimas con un pañuelo— , y además, te vez hermosa así, no queremos que al aparecer en el altar estés toda fea —le dice.

—Me da igual —le dice tristemente.

—Hay que ruda —le dice.

Después de tres horas, porque siguieron arreglandola, ya había una gran limusina esperando por ella, de esta, salió un señor que por lo que podía ver era el chófer, le dio un pequeño saludo con la cabeza, más bien un asentimiento de cabeza y le regalo una sonrisa sin dientes. Le abrió la puerta y le ofreció la mano para que subiera.

Ella la tomo y con su ayuda, subió a ella, cerro la puerta y y regreso al piloto.

Ella sintió que la limusina empezaba a avanzar y solo podía estar con los nervios al cien por ciento. Estaba demasiado nerviosa.

Al llegar a la iglesia, se dio cuenta de que todo estaba adornado a como ellos lo habían planeado, la iglesia era hermosa, aun no sabia como la consigo ya que, cuando ellos fueron para "rentarla" les dijeron que solo estaría disponible hasta el siguiente año, ella le dijo que eligieran otra pero él sabía que ella soñaba con casarse en esa iglesia, la misma donde se casaron sus padres, así que él se lo iba a cumplir.

De pronto, escucho como la música que anunciaba la entrada de la novia empezó a sonar, y sus nervios aumentaban cada vez más y más, miro como Pattie la madre de Justin aparecía a su lado regalándole una sonrisa triste, traía en sus manos un hermoso ramo de flores de rosas blancas, se las dio y entro a la iglesia.

Ella se despidió y por fin dio unos pasos dentro de la iglesia, al tener una vista de toda la iglesia por dentro, no pudo creer lo que veía.

Toda su familia estaba allí, sus papás, hermanos, tíos, abuelos etcétera. Al igual que la familia de Justin.

Pero eso no era lo peor, lo peor era que se encontraban atados, todos estaban con un pedazo de cinta en su boca y las mano y pies atados con una soga.

Sus padres se encontraban llorando desconsolados.

Y enfrente tenía a su futuro esposo y aun padre con un libro era sus manos luciendo completamente asustado; —De seguro Justin lo amenazó —pensó.

Él, se encontraba feliz, solo eso, tenía una gran sonrisa en su rostro y la esperaba pacientemente.

No le quedo de otra más que avanzar hacia él, así que lo hizo.

Camino por aquel piso mirando al suelo.

Al llegar, Justin tomo sus manos.

—Te dije que sería una boda con tu familia, no me importó tener que atarlos.

Y lo que paso fue que...

Desperté.

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😂😂😂 se lo esperaban? ¡A que no!
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Psicópata© - JB+18 |EN EDICIÓN| Donde viven las historias. Descúbrelo ahora