Capítulo 2: Espera.

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Son las 8 de la noche. Normalmente el clima en la ciudad de Mérida es calurosa. No obstante, al caer el sol, la noche apacigua el castigo. Las personas se preparan para cenar. Otros aguardan a la espera de sus seres queridos que regresan del trabajo. Unos cuantos se alistan para laborar en la noche y otros se arreglan para la fiesta nocturna. Entre tanto, yo espero el mensaje de aquel muchacho moreno, el cual me dejó estupefacto en el Centro de la ciudad.

Por la tarde trate de distraer mi mente en otras cosas. Llegando a casa lo primero que hice fue cargar la batería del móvil. Luego hice mis quehaceres cotidianos: lavar los trastos, comprar la comida, lavar otra vez los trastos, barrer y trapear la casa... todo esto atento a mi celular. Cada minuto revisaba mi smartphone por alguna posible notificación que me diga Un nuevo mensaje tiene en Badoo. Incluso tuve que cancelar mi cena con colegas del trabajo con tal de responder a la brevedad los mensajes que me mande el "chocolatito". Supongo que estoy dramatizando por un simple saludo. Pero en mi poca experiencia he concluido algo: Cuando están conectados en alguna de las aplicaciones de ligue gay es para cojer. No quiero generalizar esta afirmación. En mi caso es diferente. Busco algo más que eso: un acompañante para salir, conocer, charlar, bailar, tomar, cojer... Bueno, eso último lo dejo como parte, no como algo urgente.

Ya son las 8:30 y ni una alerta me ha llegado. Aunque la noche es fresca, dentro de la casa es un horno. El calor se queda ahí dentro, sin salida. Por eso mismo estoy en la puerta. Mi mamá esta próxima a llegar del trabajo. Mi hermanita está dentro, estudiando algo del Teorema de Pitágoras. Confieso que nunca entendí esa ley. Matemáticas es complicado, al menos para mí. Mi padre más tarde regresa de la fábrica. Total, estoy solo en la calle.

Vuelvo a revisar el perfil del joven apuesto. Según la información, tiene 25 años y se llama Fernando. Solo tiene una foto de rostro. En ella se ve de frente, con su cabello corto y ojos grandes y negros. Cejas prominentes y negras. Nariz corta y una sonrisa encantadora. Sus labios son gruesos y tiene una barba y bigote recortada de tres días. Su piel morena me fascina.

Para estar en una de las redes de ligue es necesario una foto mínimo para el registro. Se entiende porque uno quiere ver con quién platica. Así atraer a la otra persona y ve el interés de la otra parte. Ya la conversación es la segunda etapa. Esta es decisiva para saber el trato o lo que busca la otra persona. Gracias a eso te das la idea de lo que quiere el muchacho que estás conociendo. Unos te cuentan lo que están haciendo y buscan plática amena. Otros solo están interesados en mostrar las partes íntimas y uno que otro el placer carnal. El gran problema de estas situaciones es que al final queda en un deseo. Todos estamos ocupados y muy rara vez se concreta un encuentro personal. El tiempo mata la pasión. ¿Entonces para qué están en la aplicación? No lo comprendo.

 Existe igual otro dato importante para el que quiere ligar: la descripción en tu perfil. Aquí hay tres opciones principales a escoger: Cojer, conocer o ninguna de las anteriores. Cuando uno quiere acción en la cama mencionan en sus perfiles "Diversión sin compromiso" "Solo en casa" o "Activo busca pasivo". Si es la otra opción, solo quieren platica y amistad (hay casos en los cuales igual se disfruta un encuentro carnal, pero no es lo importante a encontrar). Redactan en su descripción "Conociendo" "Ver que surge" o "Lo que se de". La tercera opción, como su nombre lo indica, no hay nada de eso. Descripción vacía. Sin ningún carácter. Mi sorpresa es que Fernando es uno de ellos. No se lo que quiere o lo que busca. Me dificulta saber, ya que no tengo las herramientas para realizar una buena plática. Quiero hacer una buena conversación para congeniar en buena forma. Pero si no logro eso, seré de los que se quedaran en "visto" sin forma de redimirme.

Mi cabeza empieza a dar vueltas con ideas deprimentes, mientras los minutos avanzan y la noche empieza a nublarse ligeramente. Recuerdo haber visto que eran las 8:50 cuando mi madre baja del trasporte en la esquina de mi casa. Al llegar me saluda, extrañada de que esté fuera de la casa.

  — Hijo, ¿Qué haces fuera de la casa? — La mirada de mi madre es relajada. Está en los años 50's de su vida. Las cosas actuales les resulta extrañas, pero trata de informarse de todo. Su cabello ondulado, pintado de rojo combina con su piel blanca. Algunas arrugas en la cara se dejan ver, pero siempre usa un buen maquillaje para esconderlas. Viste el traje de la empresa, por lo cual no se refleja su figura cuidada que atrae a tantos hombres. Ninguno lo ha convencido más que a mi padre.

— Nada en especial. Hace calor dentro de la casa y la noche está fresca.

— ¿Ya cenaste? Traje pan, jamón y queso para que hagas una torta. — Mi madre, siempre cuidando de mi.

— No, no he cenado. Pero ahora entro.

  — Bueno...— Me contesta y entra a la casa. Hoy parece estar de buen humor. Hay días que llega alterada por el trabajo y no hay nadie que la saque de ese estado, excepto su esposo.

Ya son las 9:30 y ni un mensaje de Fernando. ¿Ya no me va a enviar nada? Me siento frustrado por el hecho de que estoy esperando desde la mañana y ni pista de él. Creo habrá abandonado la conversación, común en estas aplicaciones. Prometes responder cuando te desocupes, pero no lo logras. Me ha pasado y es irritante. Pienso en enviarle un mensaje para recordar la promesa, pero no lo  hago. Voy a parecer desesperado. ¿Qué tal si está con su esposa y no me puede hablar? No entiendo mi desesperación. Es sólo un hombre más del resto que hay registrados en la red. ¿Qué mas da?

Cuando decido entrar a la casa, mi celular vibra. Más rápido que la luz, desbloqueo la pantalla. "Mensaje nuevo de Fernando". Respiro hondo y leo lo que me envió: Buenas noches. Disculpa la espera. Jeje. Hasta ahora pude mandar mensaje. ¿Cómo estás?

Su escritura es buena. Signos donde deben ir y un mensaje claro. En ese momento iba a responder, pero mi panza esta haciendo ruidos extraños. Tengo hambre. Mejor como algo antes de conversar con Fernando. Le respondo: No hay problema. Solo que voy a comer ahora. Pero dime, ¿que hacías? Mi mamá dejó unas tortas de jamón y queso. Tengo que comer a prisa para tener el tiempo suficiente para seguir conversando con el.

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