De repente, entraste en la tienda, ibas mirando el móvil cuando te tropezaste conmigo y todos mis Sugus salieron disparados de la bolsita. Entonces te dije:
-¡Mira por donde vas!
-Perdona, ¿estas bien?
-Sí, tranquilo que no me he hecho nada...
-Menos mal, porqué seria una pena que una chica tan guapa como tu se hubiera hecho daño.
Entonces, fue ahí que te miré, y noté que el pulso se me aceleraba.
Puse mis caramelos en mi bolsa como pude, y, muerta de vergüenza me dirigí hacia la caja para pagar (ovbiamente).
Pensé que te irías, pero en vez de eso, me seguiste hasta la caja. Parecía que esa situación te divertía...-Y ahora, ¿qué quieres? ¿Esque no has tenido suficiente?- le dije yo
-Sí, pero quiero pagarte los Sugus.
-No hace falta, también tengo dinero...
-Lo suponía, pero quiero invitarte yo para compensarte.
-Está bien.
Me pagaste los dichosos caramelitos y por fin salimos de la tienda, y nos quedamos mirando entre la gente.
Pasaron unos minutos y me pediste mi teléfono. Luego nos fuimos al parque donde tantas veces compartimos los mismos caramelos.
A veces nos tocábamos las manos dentro de la bolsa, nos poníamos rojos, y a la vez quitábamos la mano de la bolsita y apartábamos la mirada.
Cuando empezaba a caer el sol, nos despedimos, y prometimos volver a vernos.
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Por un Dulce
RomanceTodo empezó por unos dulces... Era abril y yo bajaba a por mis caramelos favoritos, cuando de repente entraste tu. Llevavas esa camisa a cuadros que tanto me gusta, vaqueros azules ajustados, unas Vans blancas desgastadas i puestas unas gafas de sol...