El verano solo hacía más que empezar ese 22 de junio, Hermione ya se había hecho una planificación para poder tener todo el tiempo organizado, tenía que estudiar, leer, hacer trabajos y como no se organizase le pasaría como cada verano, que acababa sin hacer ni la mitad de las cosas que ella tenía previstas. Tenía unas ganas locas de llegar a casa i poder abrazar a sus padres, dormir en su cama, y desayunar las tortitas con sirope que preparaba su padre cada mañana. El curso había transcurrido como los demás, ella pasaba los días de la biblioteca a su sala común a no ser que hubiese una salida planeada a Hogsmade, se había hecho amiga de Ginny, que últimamente pasaba mucho rato con Lavender y Luna.
Un ruido que indicaba el final del trayecto del Expreso Hogwarts la sacó de sus pensamientos.
- Por fin.- Musitó. Se levantó, se despidió de sus amigos, cogió su equipaje y bajó del tren.
- Cariño, no sabes lo que te hemos llegado a echar de menos tu madre y yo.- Su padre la esperaba en el andén 9 para llevarla a casa.
- ¡Papá! Yo también os he echado mucho de menos, ¿Mamá no ha venido?
- Ella se ha quedado en casa preparando la comida, vamos, supongo que tendrás unas ganas locas de llegar a casa.
Dicho esto, el Sr. Granger cogió el equipaje de su hija y juntos salieron de la estación en dirección al coche.
En el transcurso del trayecto de Kings Cross hasta su casa, Hermione no paraba de contarle a su padre las cosas que le habían sucedido durante ese año escolar, que si Gryffindor había ganado el último partido de Quidditch contra Slytherin, que si Gryffindor había ganado la copa de la casa de ese año, etc.
45 minutos después ya habían llegado a casa. Hermione abrió la puerta y se dirigió a la cocina, donde Jean, su madre la esperaba con lágrimas en los ojos.
- ¡Hermione! Pensaba que no llegaríais nunca, te hemos echado mucho de menos en casa cariño-. Gritó la señora Granger abrazando y besando a su hija. - La comida ya está lista, imagino que tendrás hambre, he preparado pollo al horno, uno de tus platos favoritos.
- Gracias mamá.
- Mientras comían Hermione seguía contándoles a sus padres historias y anécdotas sucedidas durante ese año.
- Y ese tal Malfoy, ¿Te ha vuelto a molestar?- Preguntó Jean.
- Bueno, el es así, pero puedes estar tranquila mamá, todo lo que me diga no me importa, yo se como soy y mis amigos también lo saben, así que lo que me diga un egocéntrico niño de papá no me importa lo más mínimo.
- Así se habla cariño-. Respondió su padre.
Cuando por fin habían acabado con la comida y el postre, la señora Granger fue a la cajonera que se encontraba en una esquina del comedor y sacó unas llaves, y sin dar explicaciones se las puso delante a Hermione.
- Son las llaves del apartamento de tu tía Bettie, ya tiene una edad y como comprenderás no va a ir este verano, tu padre y yo hemos decidido que te mereces unas vacaciones como Dios manda, así que te damos la oportunidad de invitar a tus amigas y pasar unas semanas en Ibiza, que me dices, ¿Te parece bien la idea?
- ¡No me lo puedo creer! ¿Me lo estáis diciendo en serio?- Gritó una Hermione incrédula.
- ¿Nos ves con cara de estar bromeando? Tu madre y yo sabemos todo lo que te has esforzado durante todos los años que llevas en el colegio, así que te mereces un pequeño descanso, y pensemos que como ahora tenemos muchas citas en el dentista, lo más conveniente sería que nos quedemos tu madre y yo aquí y tú les propusieras la idea a tus amigas para que te acompañarán.
- Gracias Papá, no os decepcionaré, voy a mi habitación a escribirles una carta a Ginny, Lavender y Luna.
Mientras tanto, en una mansión muy alejada de la casa del señor y la señora Granger, 4 chicos planeaban cómo hacer de este verano el mejor de sus vidas.
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VACACIONES. DRACO/HERMIONE
RomanceHermione invita a Ginny, a Lavender y a Luna al apartamento de su tía Bettie en Ibiza, con la esperanza de tener unas vacaciones especiales para relajarse con el sol y la playa. Lo que las chicas no imaginan es que, las vacaciones, de relajantes van...