Renacer (Pearlshipping)

Florecer

Hola! Bienvenidos a este nuevo capítulo de este fic, de momento lo tengo bastante pensado, por lo que seguramente termine más rápido que los demás en hacerlo <//33 Espero que os guste :'D
Florecer
A decir verdad si que me asusté al escuchar que tenía el mismo nombre que mi querida Dawn, pero de alguna forma esto me alegró, poder volver escuchar su nombre me alegraba bastante, pero esta chica tenía algo extraño, lo veía en sus ojos... parecía perdida, le costó hasta recordar como se llamaba. Creo que esto es una segunda oportunidad. Y no la voy a desperdiciar.
— Oye Ash ¿Te encuentras bien? ¿No te gusta mi nombre acaso?... — me miró con ojos triste e infló sus mejillas cabizbaja, a decir verdad, parecía tener una personalidad algo aniñada.
— ¡Claro que no! A decir verdad... me encanta tu nombre — le sonreí tiernamente y ella volvió a sonreír de oreja a oreja — el caso es que me recuerda a alguien que fue muy especial para mi... bueno y lo sigue siendo — cerré mis ojos recordando como hace tiempos tenía entre mi regazo a Dawn, jugaba con ella, le daba de comer... sentí un aliento suave cerca de mi rostro y abrí los ojos lentamente.
— ¿Era una persona muy importante? — me preguntó mientras jugaba con un mechón de su cabello. Yo me aparté rápidamente al notarla tan cerca, se comportaba de forma algo extraña.
— Si, si que lo era — le respondí rapidamente — de todas formas, dejemos de hablar de mi y hablemos más de ti. Pareces algo perdida ¿no eres de aquí?
— La verdad... ¿Donde estoy? — vale, cada vez era más raro ¿no sabe ni dónde está?
— Eso es fácil, ahora mismo te encuentras en Sinnto ¿sabes ubicarte? — ella tan solo se encogió de hombros, entonces pensé, si no sabe donde está ¿tampoco sabe donde vive? ¿y sus padres? — Dawn ¿donde están tus padres? — me empecé a poner serio, tal vez en el accidente también se haya golpeado la cabeza y este algo confusa.
P.O.V Normal
— ¿Padres?... — miró al techo al parecer buscando respuestas — ni idea, no se si tengo padres o familia — lo dijo de la misma manera en la que alguien comentaba el día, esto preocupó aún más a Ash que enseguida tomó a Dawn de la mano y la bajo hasta el piso de abajo donde su madre preparaba la cena.
— ¡Mama, rápido! ¡A Dawn le pasa algo muy malo!
— ¿Que ocurre hijo? — la mujer dejó sus tareas sobre la mesa y se acercó a los dos chicos que se sentaron en el sofá.
— ¡Dawn, parece que ha perdido la memoria, no se acuerda de nada! ¿o no Dawn? — insistió el moreno.
— Yo no... soy capaz de recordar nada, no sé quiénes son mis padres, donde vivo, cuando nací, tan solo recuerdo mi nombre ¿eso es malo no? — preguntó inocente la muchacha.
— Dios mio... es bastante grave, es posible que te hayas golpeado la cabeza cuando tuviste el accidente esta tarde. Espero que la amnesia que tengas sea temporal... — comentó Delia, madre e hijo se miraron preocupados — de todas formas, mañana me acompañaras a ver al doctor y también preguntaremos por ti en el ayuntamiento, tal vez sepan dónde se encuentran tus padres — Delia sonrió a la chica tiernamente y se levantó de su asiento — por esta noche te puedes quedar aquí, dormirás en el cuarto de invitados ¿te parece bien? — Dawn asistió un par de veces y la madre de Ash subió hasta la habitación para tenerla preparada, mientras los dos jóvenes se quedaron platicando donde estaban.
— Es horrible que no puedas recordar nada de tu pasado ni siquiera de ti misma — dijo el joven entristecido, la chica no respondió, tan solo agachó la cabeza y jugó con uno de sus mechones atados a dos grandes ganchos amarillos con sus dedos. Unos minutos de un silencio algo incómodo transcurrieron.
— Oye... Ash — susurró apenada.
— ¿Si? — volteó de inmediato a Dawn al escuchar al fin su voz. Entonces escuchó un ruido que provocó eco en toda la sala. El estómago de la muchacha.
— Tengo hambre — masculló entre dientes la chica con un pequeño sonrojo pasando la mano por su nuca. El chico río alegremente al ver su cara tan avergonzada.
— Vayamos a comprar algo ¿te parece? — tomó su mano delicadamente y la chica le sonrió ligeramente asintiendo con la cabeza.

Caminaron por las calles de Sinnto que comenzaban a vaciarse. Él sol se comenzaba a esconder por el horizonte mezclando el color del cielo para dar un hermoso atardecer rojizo. Ash se sentía relajado, por alguna razón el contacto de la mano de la joven con la suya le hacía sentir tranquilo. Feliz. Por algún razón le hacía sentir feliz. Feliz y tranquilo. Por alguna razón esa tranquilidad le hacía sentir extraño a su lado. Pero definitivamente, no le desagradaba su presencia. Definitivamente.
Dawn miraba a su alrededor y sus ojos brillaban antes los tenues tallos de sol que todavía despuntaban. Apretaba levemente la mano de Ash, sintiendo el reconfortante calor que le transmitía su tacto. De vez en cuando cerraba los ojos por unos segundos y se dejaba guiar, escuchando los sonidos del ambiente ¿Porque se sentía tan fascinada? El murmullo de las personas, los niños riendo y corriendo, los pájaros piando, respiraba tranquilidad.
Entraron a la tienda donde anteriormente pasó Ash. Casi era la hora de la cena pero por algún tentempié no iba a asar nada. Se recorrieron la mayor parte de la tienda y compraron algunos dulces.
— Ash... ¿porque me estuviste tomando de la mano todo el tiempo? — preguntó Dawn repentinamente, haciendo que Ash se atragantara con unos de los bollos de crema que tenía en su mano — quiero decir... ¿eso no es lo que hacen las parejas? ¿nosotros lo somos? O... — soltó rápidamente el agarre del chico que se había suavizado ante la sorpresa y salto delante de él, arrugando la frente, molesta — ¿crees que soy una niña pequeña y me voy a perder? Se cuidar bien de mi misma — exclamó enfurruñada la muchacha, desconcertando a Ash. Dawn se cruzó de brazos y se giró dandole la espalda para así comenzar a andar fuera del parque donde se habían quedado a simplemente, observar el hermoso paisaje.
Ash reaccionó un poco más tarde, cuando la chica ya estaba casi fuera del jardín. Se levantó alarmado y corrió hacia ella, alcanzandola al instante y tomándola con delicadeza del brazo, Dawn se giró al instante y su rostro se relajó al sentir los ojos penetrantes de Ash sobre ella, con un cruce de seriedad y confusión en ellos.
Entonces el mundo parecía pararse a su alrededor. Los dos tan solo se miraban, sin poder apartar la vista. Atrapados. Hundidos. Fascinados.
Ash estaba confuso, esa chica no apartaba la vista de el, pero lo más extraño, es que el tampoco podía apartarla. Tampoco podía soltar su brazo, su piel era tan suave, tan blanca, tan... tan... tan solo era tan... Podía sentir su respiración a contra tiempo, entrecortada por tan solo dirigir sus ojos a sus labios por unos segundos y volver a sus ojos transparentes, azules como el mismo mar. Y ella. Ella no estaba muy diferente. Ella estaba hipnotizada por la oscuridad de su mirar, que la arrastraba hacia lo más hondo. Podía sentir la respiración irregular de Ash tan cerca, tan familiar. Ella podía hablar, podía empujarlo, porque ella estaba enfadada, quería estar enfadada, pero en cuanto sintió su piel sobre la suya, cualquier pensamiento se desvaneció, dejando tan solo nada. Nada. Ella podía apartarlo y correr, pero no. Ella no quería.
Entonces su mente se desvaneció, al sentir los suaves labios de el sobre los suyos, sin permiso. Pero por dentro ella ya lo había dejado pasar hace rato, deseándolo. Esa nueva sensación que nunca había podido tener, inexperta se sentía. Pero le encantaba. El la guiaba, le ensañaba y eso le encantaba.
Pasó sus brazos sobre el cuello de Ash y Ash sin quedarse atrás, pasó sus manos por la cintura de ella, acercándola a el, apretándola. Pero maldició a la vida cuando tuvieron que separarse por la falta de aire. Y otra vez. Ella podía abofetear lo, gritarle por haberle besado. Pero como iba a hacer eso, si ella también lo deseaba.
— Ash yo... — apoyó su frente contra la suya, pero la separó rápidamente, echando su cabeza hacia atrás. Pero Ash la callo presionando su dedo contra sus labios.
— Espera Dawn, he sido yo... lo siento — pero no quería separase, no quería soltarla, y ella no le dejo, por que lo acercó más a ella pasando su mano por su cabello y volviendo a juntar sus frentes — empecé yo, de verdad, esto no debería ser así pero... — pero se calló cuando Dawn presiono sus labios sobre los suyos levemente y por un segundo.
— No Ash, en realidad yo siento — y lo abrazó repentinamente, escondiendo su cabeza en su pecho. Escuchando el latir desenfrenado del corazón del azabache — que te conozco de siempre, que esto tenía que pasar, que de algún modo. Yo quería que pasara. Algo dentro de mí me lo pedía, desde el primer momento que te vi — Dawn enterró más su rostro en el pecho del chico, sintiendo como sus mejillas quemaban.
Ash abrió más los ojos, y la abrazó más fuerte, la acercó más a el. En ese momento recordó todos los sentimientos que le transmitían estar a su lado, tocarla. Algo que nadie más había conseguido, nadie. Y estaba mal, la conoció ese mismo día, bueno, ya casi dos, pero aún así ¿Era posible? Pero le gustaba. Ella le gustaba mucho. Su simple inocencia y sus tiernas sonrisas. Sus ojos profundos donde se veía reflejado el hondo mar, su suave piel blanca y sus labios, sus dulces labios rosados. Nunca había conocido a una chica tan fascinante. Encantadora.
— Me resultas tan familiar a mi también, tal vez, en algún momento nos conocimos... — el sonrió levemente al sentir como ella ahogó un pequeño gemido al escuchar su voz después de un rato ahí parados, en silencio. Sintiendo el silencio. Sintiéndose — y ahora somos conscientes de ello.
Ella levantó la vista y ahuecó su rostro entre sus manos, mirándolo intensamente, acariciándolo mientras el tan solo le sonreía tiernamente.
— Ash, se hace tarde, volvamos — ella presionó sus labios con los suyos y se separaron. Una vez más, tomados de la manos, caminaron está vez, sintiendo sus corazones palpitar de felicidad.