Capítulo 1

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Desperté en un lugar con muy poca luz, húmedo y de mal olor dentro de una jaula grande, tan grande como una pequeña habitación.
Al rededor había más jaulas cada una con un hombre dentro, lucían malos, despiadados y más grandes que yo.
Pude observar como había otro chico y como los hombres desde sus jaulas orinaban en dirección a la de él, de esa forma deduje el olor tan nauseabundo que se percibía en aquel lugar.

No recordaba nada de mi vida, solo pequeños detalles de mi niñez.

Se encendieron unas luces muy brillantes desde lo alto de aquel lugar y se oyó una fuerte voz que decía:

-Bienvenidos a los nuevos, y prepárense para una larga vida de completa agonía.

Después de eso se oyó otra voz distinta, una voz femenina

-Es hora de comer, hasta basura como ustedes debe ser alimentada

Se escuchó un ruido y cayó comida por un tubo transparente que se encontraba en el centro de la jaula. La comida no se veía en buen estado, cayeron pedazos de pan remojado, una especie de líquido verde, frijoles y lo que parecía ser un puré entre guindo y rojizo todo mezclado.
Su olor era desagradable, comí por necesidad pero solo soportaría comer tal cosa para sobrevivir y averiguar porqué estaba aquí y qué era lo que había pasado. Se apagó la luz y traté de descansar, después vería la forma de escapar.

El juego

El segundo día desperté rápidamente y agitado, soñaba ser golpeado y desgarrado.

Se escuchó un rechinido y después los gritos de un hombre. Se encendieron las luces y todos pudimos observar la escena, aunque algunos parecían ya saber lo que seguía.
Dos hombres vestidos completamente de negro con botas de seguridad de suela ancha, pantalón estilo militar, cinturón ancho en el cual colgaba una lámpara y una porra eléctrica. Usaban chaleco con muchas bolsas, camisa, guantes de piel, pasamontañas, mascarillas para gases, gogles y un casco duro como de metal.

Ellos arrastraban a otro hombre para sacarlo de su jaula y este gritaba desesperado que aún no era su turno, que no merecía estar ahí y que lo dejaran regresar a su jaula. Lo llevaron bajo una luz muy brillante la cual se encendió desde lo alto, fue amarrado a un poste que se encontraba ahí.
Dos hombres más salieron, estos vestían distinto; ambos vestían de traje.

Uno de ellos era joven como de unos 30 años, alto, de apariencia fuerte y cabello castaño claro. El otro era un poco mas viejo, calvo, de barba blanca con gris y también lucía fuerte.

Se acercaron al hombre que estaba amarrado al poste, le susurraron al oído, y le inyectaron algo en el cuello; el hombre les gritaba y suplicaba que lo dejaran regresar que ya había pagado lo que había hecho. Minutos después de inyectarlo lo soltaron, se tambaleaba y trataba de asestarle un golpe a alguien.

El hombre más joven le dio un golpe en la mejilla consiguiendo que escupiese sangre y lo derribó.
Después se levantó de manera muy torpe, parecía que su cuerpo no respondía del todo bien. Ya estando de pie comenzaron a golpearlo entre los otros dos hombres, mientras lo insultaban y se burlaban de él.

-¿Cómo se siente ser golpeado por la justicia?- preguntó uno de ellos con mofa

Después dejaron al prisionero tirado en el suelo, lesionado y se retiraron tras escuchar un sonido como de metales rozando entre sí.

El prisionero quedó en el piso, se escucharon unos ladridos y entonces salió una jauría de perros que se lanzaron a atacarlo

Después de cinco minutos,  los hombres que vestían de negro apartaron a los perros y se llevaron al hombre aún con vida y lo arrojaron nuevamente a su jaula.
Después de eso, llegó un hombre que parecía ser un médico, acompañado de su ayudante y le suministraron primeros auxilios sólo para que no muriera. Al terminar de atenderlo, se retiraron; una vez más se apagaron las luces y volvió a escucharse la misma voz femenina del primer día

-Nunca dejaremos morir a personas basura sin que antes nos sirvan de entretenimiento. El juego ha terminado por el día de hoy, solo coman sus desperdicios como los puercos que son. Y para la nueva escoria, su juego comienza mañana.

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