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Tenías el día libre y estabas exhausta, habías tenido que hacer tantos ensayos para tus clases y el trabajo ocupaba mucho de tu tiempo, aun cuando era un empleo simple que te permitía estar libre los fines de semana, los cuales aprovechabas para hacer tus tareas. Estabas en los últimos años de la universidad y las clases se volvían más difíciles y las tareas ocupaban todo tu tiempo libre. Sin embargo, decidiste aprovechar uno de los pocos fines de semana en los cuales no debías preocuparte por tareas o exámenes. Hace tanto que no tenías un fin de semana así, hace mucho que no te tomabas un tiempo para ti misma.

Había sido una semana muy agotadora, habías tenido que estudiar para cuatro exámenes y no estabas segura de que tan bien te había ido. Además, tenías que entregar dos ensayos y una investigación, y no estaban tan fáciles como tu pensabas. Lograste entregar todos tus deberes, pero apenas lo entregaste ya debías empezar a realizar otros ensayos y a leer textos para hacer resúmenes. Las tareas nunca acababan, pero las tareas que te habían dejado no eran para la semana que se aproximaba así que aprovechaste para descansar, sentías que te lo merecías y la mejor manera que se te ocurrió fue ir a tu lugar favorito, el parque.

Era una tarde muy tranquila, normalmente no hay muchas personas en el parque que está cerca de tu apartamento, por eso te encantaba pasar tiempo ahí. Era tan pacífico ir a leer o a escuchar música, pero lo que más te encantaba era caminar por todo el parque, sobre todo en la tarde, justo antes del atardecer. El clima en ese momento del día era lo que más te relajaba, ver cómo los últimos rayos de sol y el calor que estos traen van desapareciendo en el horizonte, sentir el frío que empieza a surgir conforme la noche se hace más presente. Ese instante del día que se siente tan tibio para todos tus sentidos siempre mejoraba tu ánimo.

Faltaban unas horas para que atardeciera y el frío se empezaba a sentir cada vez más así que decidiste ir por un café. Te levantaste de la banca en la cual estabas leyendo unos documentos para las primeras clases que tenías el lunes. Mientras ibas caminando sonó tu celular y viste la notificación de un mensaje, era tu mejor amiga preguntándote si querías salir a comer al día siguiente. Justo cuando ibas a desbloquear tu teléfono para responderle topaste con otra persona y perdiste el equilibro, por lo que caíste sentada sobre el pequeño camino de cemento que había en medio del parque. Cuando caíste soltaste tu teléfono y por el sonido que escuchaste cuando cayó estabas segura que la pantalla se había roto. Estabas exhausta mentalmente y este pequeño accidente fue la gota que derramó el vaso. Estabas tan furiosa que ni siquiera te diste cuenta de cuando la otra persona había recogido tu teléfono ni sabías desde hace cuánto estaba extendiendo su mano para ayudarte a ponerte de pie, mientras decía cada dos segundos que lo sentía mucho.

Respiraste hondo una vez y te calmaste, ya no estabas furiosa, en realidad te diste cuenta que nunca lo estuviste, sólo estabas exhausta de que nada estuviera saliendo tan bien. Después de clamarte tomaste su mano y te pusiste de pie con su ayuda. Cuando estabas de pies la otra persona extendió su mano con tu celular, y efectivamente se había roto una parte de la pantalla. Pero cuando viste la otra mano de la persona viste que tenía su propio teléfono y este también estaba roto. "Oh diablos, estaba tan molesta que ni siquiera pensé en que también le pudo pasar algo a esta persona", te sentiste mal por solo pensar en ti misma.

"Lo siento tanto, no estaba prestando atención, lo siento mucho" seguía disculpándose y tú te sentía más pues también había sido tu culpa.

"No te preocupes, yo tampoco estaba viendo mi camino" tomaste tu teléfono de su mano y levantaste la mirada para por fin ver a la persona con la que habías chocado. Era un chico, y uno muy guapo, tan guapo que te quedaste viéndolo sorprendida por unos segundos. Sacudiste un poco tu cabeza pues sin darte cuenta, te le habías quedado viendo fijamente por más de unos cuantos segundos.

"¿Estas bien? De verdad lo siento tanto"

"Sí, estoy bien. Yo también lo siento, por mi culpa hasta se rompió tu teléfono" bajaste un poco la mirada, para no tener que verlo a los ojos. No solo porque te sentías mal, sino que al verlo de frente sabías que te quedarías analizando y admirando cada una de las características de su rostro.

"¿Mi teléfono?" viste como levanto un poco su brazo para ver su teléfono. "Oh! Eso..." de la nada el chico empezó a reír un poco, volteaste a verlo confundida. ¿Se está burlando de mí? Pensaste. "No te preocupes, mi teléfono ya estaba roto... ahora que lo pienso... se rompió cuando me choqué con otra persona. Aish debería empezar a ver algo más que no sea mi teléfono, algo como por donde camino." él volvió a reír por su comentario y, a pesar de ser una risa ligera, se podía escuchar que hacía unos ruiditos agudos al reír, lo cual te hizo reír un poco también. Cubriste tu boca para que no pensara que te estabas riendo de él.

"Creo que debería hacer lo mismo... el piso ya se ha vuelto mi mejor amigo de tanto que caigo sobre él." el chico soltó una pequeña risa por tu comentario.

"Tienes sentido del humor" dijo con un tono que fingía impresión a lo cual los dos rieron "me agrada."

Los dos se quedaron en silencio por un momento, pero no era un silencio incómodo. Lo único que ambos hicieron fue sonreírse. No podías creer que alguna vez fueras a pensar que la sonrisa de un chico pudiera ser tan varonil y atractiva, pero al mismo tiempo cálida y sincera. Podrías ver esa sonrisa por horas, lo cual sentías que estaba pasando en ese momento, no sentías el pasar del tiempo hasta que sentiste el intenso frío de la noche. Sentiste un pequeño escalofrío, no solo por el repentino clima, sino que también porque te diste cuenta de la manera en la que los ojos del chico estaban fijos en los tuyos, lo cual hizo que tus mejillas se tiñeran de un rosa suave.

"Oye... hace bastante frío..." hasta ese momento él rompió el contacto visual que habían mantenido por quien sabe cuánto tiempo. "¿tu quisieras ir por un café conmigo?" la pregunta te hizo sonrojar otro poco. Estabas tan agradecida de que hubiera frío, así no se daría cuenta de que tus mejillas rosadas eran causadas por él y no por el clima. "Bueno, te debo una por lo de la caída y tu teléfono. Además, hace mucho frío, no quisiera que te enfermaras ni que tus mejillas se pongan más rojas del frío." Al decir esto último, él tocó ligeramente una de tus mejillas con su dedo, lo cual solo logro que te sonrojaras más. "Entonces, ¿aceptas?"

"Sí, me encantaría ir por un café" dijiste antes de que empezaras a dudar sobre si aceptar o no. 

                                                              ~♡~  


Nota de la autora:

Este es mi primer fanfic, espero les guste. 

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⏰ Last updated: Jun 12, 2017 ⏰

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