Hablando con Velazquez

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Vale. Era real. Estábamos en el cuadro de las meninas, así que... Habría que aprovechar, ¿no? Decidí acercarme al pintor a vacilarle un poco. Total... era un sueño.

-¿Qué pasa cara pasa?

Vi como el pincel le tembló ya que la asusté y se salió un poco.

-¡Maldito seas tu y tus ancestros!

-Eh eh, te me relajas.

-Oh, que lenguaje más vulgar emplea usted. ¿Es acaso usted de la plebe?

-La plebe es lo que me vas a...

-En verdad, sólo somos sirvientes del castillo. -Dijo Julia interrumpiéndome.

-Oh, ¿y cómo es que no os había visto antes?

-Porque hoy es nuestro primer día. -Volvió a decir Julia.

-Oh, interesante.

Ellos seguían hablando de arte y todas esas cosas, así que yo me fui a hablar con otras personas. Me llamó la atención una niña del centro. Todo el mundo le prestaba atención.

-Tu si que tienes atención, ¿eh?

-¡Quien es vos! ¿Me obligará a llamar a seguridad?

-Uo, en esta época también hay guardias.

-¿Qué dice?

-Nada nada. Oye una pregunta sólo por curiosidad... ¿En qué año estamos?

-¿No lo sabe?

-Es que soy analfabeto y claro, pues soy tonto.

-Me gusta su sentido del humor. Estamos en el año 1656.

-¿¡MIL SEISCIENTOS QUÉ¡? Digo... ¿Mil seiscientos qué?

-Mil seiscientos cincuenta y seeeeis. -Repitió cansadamente.

-Oye y como te llamas.

-A mí se me habla correctamente, que para algo soy la hija de Felipe IV de España y Mariana de Austria.

-Vale vale. ¿Cómo se llama usted mi bella dama?

-Me llamo Margarita. Margarita Teresa de Austria.

-Interesante, ¿y cuántos años tienes?

-Cinco.

*Pensamiento de César* Joe, que bien habla la jodia para tener 5 años. Yo tengo 14 y sigo sin saber cuando utilizar la y lo.

-Eres muy mona.

-Muchas gracias. Ahora, si alguien me puede traer un vaso de agua, se lo agradecería mucho. Si puede ser una menina que para eso está.

Fui a hablar con Julia a preguntarle una cosa.

-Oye Julia, ¿pero la menina no era la del medio?

-Que no palurdo, que las meninas son las que ayudan a la infanta. Madre mía, que poca cultura general tienen algunos.

-Anda la samelotodo.

Ella seguía hablando con Velazquez, hasta que Julia le dijo:

-Se me olvido comentarle que me gusta mucho como le está quedando su cuadro, señor Velazquez.

-Muchas gracias... Un momento. Si yo no le he dicho mi apellido en ningún momento. ¿Cómo lo sabe?

-Sí, si me lo ha dicho. ¿No recuerda, cuando nos hemos presentado?

-Yo le he dicho que me llamo Diego, pero nada de Velazquez.

Julia se quedó blanca, hasta que Velazquez empezó a gritar:

-¡Brujería! ¡Estos plebeyos incultos son brujos!

Salimos corriendo hacia la puerta y de repente aparecimos enfrente del cuadro, en el museo.

-¿Qué acaba de pasar? -Le pregunté a Julia.

-...Ni idea... ¡PERO HA MOLADO QUE LO FLIPAS!

-¡YA TE DIGO! ¿Buscamos otro cuadro?

-¡POR SUPUESTO!

Y chocamos las manos.

Viajando Por El BarrocoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora