Hace cientos de años hubo una manada de lobos que vivían cerca de un río, pero lo que no sabían los humanos, es que esos lobos eran licántropos y que él Alpha era el rey de todos los seres sean sobrenaturales o no.
Un tedioso día apareció un cazador que quería matar a los lobos, pero con él iba su hija pequeña de tan solo cuatro años. Ella hipnotizada por la belleza del gran Alpha se acercó y su padre tuvo la oportunidad de matarle, pero viendo a su hija tan feliz de ver a esos enormes animales, se fue dejándole sola a su hija en ese gran bosque.
De pronto la niña empezó a llorar al no haber acto de presencia de su querido padre y el Alpha dándose cuenta de ese incidente, se convirtió en humano y le abrazó a la niña, permitiéndole formar parte de su manada y ser su querida luna, ya que felizmente el rey de todos los seres había encontrado a su alma gemela, a su mate, Kiara, la pequeña humana.
Ella creció y creció con el amor y respeto que esos hombres lobo le daban, se sentía muy afortunada por tenerles, ella recordaba aún cuando su padre le abandonó a su suerte en aquel bosque, por suerte Kilian la acogió y fue como un padre, pero él no era mi padre, era mi alma gemela, el hombre con el que quería estar el resto de mi vida. Ahora en este mismo instante estoy en aquel lago jugando con los pequeños cachorros, ya que yo no poseo la habilidad de cambiar de forma y no soy de mucha ayuda. La verdad a veces me pregunto porque la diosa luna le dio a Kilian una mate tan insignificante como yo y de pronto aparece Kilian y dice:
- No vuelvas a pensar ni por un momento que eres insignificante, eres muy importante para la manada y para mí.
- Pero no puedo ayudarte ni proteger a la manada.
- Eso no importa, mi manada no me quiere solo por la protección que puedo proporcionarles, me quieren porque soy un rey justo y por mí persona. Tú ahora mismo podrías estar yendo de compras como las demás lobas, pero aun así te quedas aquí cuidando de los niños, aunque mis hombres te dijeran que no es necesario que ellos pueden protegerles.
- Ellos se aburren si no juegan con alguien.
- Si y eres la única que se ha preocupado, aún estando expuesta, porque ellos no controlan sus actos,podrían morderte o peor aún empujarte por una cascada.
- Muy gracioso, ellos no harían eso solo son niños. Y de pronto aparece él beta y mi mejor amigo y dice:
- Eso no es lo que dice Josefina.
- Pero ella odia a los niños—digo yo
- Jajaja pero igual le pasó factura estar con esos demonios.
- Niños! Aquí él beta les llamo demonios.
Y todos los niños fueron detrás de él exigiéndole una explicación mientras mi mate y yo nos partíamos de risa.
- Tú sola presencia es muy importante para todos nosotros, sin tí mi manada y yo estaríamos perdidos.
- ¿Por qué?
- La luna de una manada nos da armonía, amor, seguridad y muchas más cosas, yo solo los protejo, tú les das alegría y felicidad, por eso todos cuando eras un bebé te cuidaban, sabían que cuando fueras mayor tendríamos a una mujer preparada para el cargo más importante.
- Gracias por darme una familia.
- Gracias a tí por darme la oportunidad de ser la persona que tendría el honor de tener tu confianza y tu amor.
- Te amo.
- Yo mucho más.
Después de ese momento las cosas cambiaron, se acercaba una guerra y los niños y las mujeres tendrían que ir a un refugio que queda cerca del lago en dónde mi manada y yo vamos siempre, pero yo no quería ir, quería luchar contra mis enemigos y estar con Kilian y mis amigos, pero como siempre me leen mis pensamientos y me dicen:
- Ni de broma!! — Eso lo dijeron todos los hombres de la manada.
- Ok ya entendí, sobre protectores ( eso lo dije muy bajo, pero con su audición de lobo me escucharon)
- Lo somos y a mucha honra — Volvieron a decir a coro.
- Hermosa debes entender que puedes morir y yo eso no lo permitiré.
- Pero Kilian está también es mi manada y tú también puedes morir.
- Te prometo que llegaré sano y salvo.
- Pero...
- Pero nada no irás y punto.
- Aghh!! Está bien, pero envíame cartas o algo para saber si están bien.
- Vale, eso haré, aunque no prometo que lleguen pronto.
- No importa, cuida a estos tontos en mi ausencia.
- Oye!!—dijeron los tontos.
- Saben que tengo razón perros.
- Que somos lobos no perros — dijeron todos (hasta mi mate)
- En serio? Hay dios me confundí.
- Bueno una confusión la tiene cualquiera— dijeron otra vez a coro ( ya me están dando miedo)
Y se rieron de la cara que puse.