Tú mi vicio, con sólo 8 letras y logras en mi más emociones que cualquier otra cosa...
Algo que comenzó como un desahogo y ahora no puedo dejar, un vicio que no tiene fin.
Todo comenzó cuando te utilizaba de vez en cuando, o para liberarme.
Ahora todo cambió, no puedo dejarte. Tengo cada segundo de mi vida ocupado por ti, no me dejas libre ¿seré yo la que no te deja libre?
Eres lo que en este momento estoy haciendo...
Escribir, tú me obligaste a siempre andar con un lápiz y papel a la mano por si surgía el momento para escribir.
Eres el maldito vicio que nunca dejaré, porque escribir me reconforta, me libera, me ayuda, me salva...
Escribiendo soy capaz de decir cosas que no me atrevo, sentimientos escondidos, o simplemente sentimientos que aún no puedo demostrar.
Existen momentos en los que escribiendo también descubro sentimientos.
He sido capaz de cambiar de sentimientos en menos de diez palabras, escribo sobre el odio, el amor, las amistades, la soledad, la ira, la alegría, la felicidad, la familia...
En la escritura yo lo he encontrado todo...
Por eso siempre vuelvo a ti, para saciarme del vicio que nunca dejaré...
Escribir.
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Mi libro de poemas
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