Me quedo sola en este mundo de mentiras, mi abuelo era lo único que tenía pero un día llegando de la escuela, encuentro un escena que me deja con miedo, salgo a buscar a mi abuelo, todo paso tan rápido y lo único que recuerdo es seguir a algo y caer...
London, Inglaterra ese día quizás fue el que cambio toda mi vida, dos científicos murieron, uno de ellos era John Letly W. y el otro era una mujer, Elisabeth Thurasmen L. Los dos eran los mejores científicos de London, ellos no creían en nada de lo que no se comprobaba con la ciencia, ese día murieron y los forenses nunca, pero nunca descubrieron la causa de muerte. Ese día lo recuerdo como si fuera ayer, tan claro como el agua.
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Era un día lluviosos, yo estaba biendo la televisión con la niñera, recuerdo que sonó el teléfono de la casa pero la niñera no contesto, luego sonó su celular y por fin contestó. Al principio se veía su cara confundida, luego se le vio con miedo y con tristeza, colgó, me vistió con lágrimas en sus ojos y yo solo la veía y me preguntaba "porque llorara". Esos dos científicos eran mis padres, lo único que tenía , soy Serina Letly Thurasmen, y eran lo único que conocía. Recuerdo estar parada y llorar porque pensaba "No tengo familia, no teno amigos, no tengo nada".....en ese momento, una mano cálida, grande y robusta estaba en mi hombro y una voz dulce y profunda me dijo- no llores mi niña, no estas sola, yo te cuidaré mi princesita- al darme la vuelta, me di cuanta que era lo único que me quedaba de este mundo de frialdad y soledad, mi abuelo. Me llevo a su casa en una bicicleta color rojo con un timbre ya oxidado por el tiempo, mi abuelo era un hombre amable, serio, cariñoso y trabajador, el fue como mi papá. Mi abuelo no trabajaba pero siempre estaba ocupada, recuerdo bien su casa, muy tradicional estilo Oriental, un jardín grande con terraza que daba a la ciudad, su estudio esta lleno de cosas extrañas, curiosas y hermosas, símbolos, mapas, bocetos, entre otras cosas que en ese momento yo no entendía. Aunque mi abuelo siempre estaba ocupado, siempre que yo necesitaba algo, el jugaba todo el día conmigo, me cuidaba, me cocinaba, me enseñaba, el era como todo mi mundo, siempre me decia- Serina ¿que vez en el horizonte?-
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-El atardecer y edificios -dije yo - Pero que más vez- el dijo -mmmm....-me quede observando el horizonte -Mira Serina, algunas veces las cosas que vez son solo una perspectiva del mundo, que tal si te digo que en aquel lugar, lejos de la ciudad, hay un lugar de seres fantásticos y magia, donde todos los sueños se vuelven realidad- -¡¿En serio abuelo?!-dije yo con una chispa en los ojos -Claro que si Serina,ese lugar se llama Erinda- el dijo- y cuando seas grande, tu y yo vamos a buscarlo- -Enserio abuelo-le dije -Claro Serina, es una promesa- Y los dos estábamos decididos a encontrar la ciudad de los sueños y pesadillas: Erinda.