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P.V. Guillermo


Después de aquella maravillosa noche, todo ha seguido su curso normal, o eso me lo parece a mí. Hoy por fin, después de mucha insistencia por mi parte, he convencido a Samuel de salir de la casa. La verdad es que ya sentía que solamente nos estábamos empolvando aquí adentro, en fin cansado de la rutina, trabajo casa, trabajo casa, se me ha ocurrido la grandiosa idea de irnos de picnic. La idea me emociona bastante a decir verdad y en este preciso momento me encuentro organizando todo lo que nos vamos a llevar. He picado una gran variedad de nuestras frutas preferidas y he preparado unos deliciosos sandwiches, junto a una deliciosa agua de limón y puesto que Samuel es mucho de cuidar su salud le he preparado una de sus ensaladas favoritas. Samuel fue el encargado designado de conseguir la manta y la canasta en la cual llevaremos la comida, y a mi parecer hasta el momento creo que sigue en ello pues no ha regresado del mercado con la canasta porque la manta creo que ya la tiene.


Pasados unos 20 minutos más yo ya me encuentro listo y me quedo en la espera de Samuel que unos cuantos minutos después por fin llega junto a las cosas que necesitamos. Me dispongo a acomodar todo perfectamente simétrico dentro de la pequeña canasta, para por fin emprender nuestra pequeña aventura hacia el parque. El parque al que decidimos que iríamos nos queda relativamente cerca así que optamos por ir caminando.


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Ya en el trayecto todo iba tranquilo, el parque nos quedaba a solamente a unas cuantas cuadras y hasta el momento todo era paz. Samuel iba cargando la canasta con las cosas en una mano, y pues visto que justo la mano que llevaba libre era la del lado donde me encontraba yo, decidí tomar su mano dulcemente y con delicadeza. El no rechazo mi tacto pero pude notar en su rostro un cierto desagrado hacia mi acción, eso o solamente era una imaginación tonta de mi cabeza. Como ya era costumbre, opte por la segunda opción, el jamás me haría el feo, lo conozco, me ama igual o con mayor intensidad de como yo lo amo a el. Lo que restaba del camino poco hablamos, hablar últimamente no era muy lo nuestro.


Ya en el parque decidimos acomodarnos en un lugar un tanto calmado, sobre el pasto verde, bajo la sombra de un pequeño árbol. El ambiente era simplemente demasiado hermoso y romántico, lo justo y necesario para ambos. Me sentía demasiado contento es ese momento, pasar el rato con él siempre fue y será de mis actividades favoritas. Empezamos a hablar de banalidades como por ejemplo la próxima serie que nos dispondremos a ver juntos, o el nuevo videojuego que ambos estamos con las infinitas ganas de comprar, nos la estábamos pasando de maravilla. Y por fin después de semanas pude ver en su bella cara una sonrisa, una hermosa y magnífica sonrisa plasmada en su perfecto rostro. En ese momento estaba que no cabía de la felicidad en mí mismo, estoy perdidamente enamorado de este hombre y que me mire de esa manera tan dulce con tan magnífica silueta pintada en su cara, hace que se me derrita el alma. Ay, mi amado Samuel, en qué momento me convertiste en un adicto a tí..., es en lo que pienso todo el tiempo.


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Después de comer todos los alimentos anteriormente mencionados de nuestro hermoso picnic, simplemente nos dedicamos a charlar un rato mas, tumbados sobre la manta color azul que habíamos llevado. Samuel se hallaba con su brazo izquierdo bajo mi cabeza mientras yo mantenía posado el mío mismo sobre su bien trabajado pecho, el tiempo pasaba mientras ambos nos dedicamos a apreciar el hermoso cielo nublado que yacía en el lugar.

"Twisted"- Wigetta / EspañolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora