Pensándola detenidamente no es bonita, tampoco es atractiva en absoluto; por eso no la pienso detenidamente.
Si la vieran como yo la vi en ese momento, bajo esa luz precisa, con ese vestido que le quedaba tan bien, sonriendo como solo ella sabe; caminando así, como si bailara. Si la hubieran visto con todos mis problemas de visión, me darían la razón de que era preciosa.
Y pude haberme lanzado sobre ella, haberle robado un beso; haberle dicho la frase correcta con la que ella se daría cuenta de que soy el amor de su vida; pudimos ser tan felices como podríamos permitirnos.
Pero no lo hice; de haberlo hecho, tendría que haberla visto detenidamente y entonces no sería perfecta.