Narra Malena.
—
¡Malena, despierta!— Me levantó mi mamá. —Llegarás tarde a la escuela.
—¡Agh mamá! Hoy es sábado.— Dije medio sonámbula y algo fastidiada.
—No tonta, hoy es viernes.
¿VIERNES? Oh no.
—¡Porqué no empezaste por ahí!— Salté como un rayo, tenía que llegar temprano sí o sí.
Estaba muy ansiosa, ayer Tara, que por cierto es mi mejor amiga, me informó que hoy vendría un estudiante nuevo a la escuela.
Hubo rumores que es muy guapo.
Necesito verlo, ya.
Entré al baño y agradezco que me duché ayer en la noche, así que solo me lavé la cara y me puse un poco de maquillaje, tampoco quería parecer zorra.
No es que lo fuera, claro.
Una vez acabado mi aseo, voy hacia el ropero, hora de ver qué outfit ponerme.
Agarré un polerón gris junto a un short negro.
Bajé rápidamente a la cocina y agarré una banana que estaba en el frutero. Siento que olvido algo. No importa.
Me despido de mi mamá y corro hacia la escuela.
Unas de las ventajas es que mi escuela queda a unas calles de mi casa.
Cuándo llego al salón observo todas las miradas en mí, intuitivamente miro a Tara que me dice que observe mis pies.
¡PUTA MADRE!
Olvidé colocarme mis zapatillas, y sí estoy en pantuflas.
De conejitos.
Me río inconscientemente y me siento al lado de Tara.
—Hola, Tara.— Nos abrazamos.
—Hola, Male.— Me sonríe —Ya vino el chico nuevo, esta guapísimo.
—¿Está en este salón?— Pregunté graciosa.
La verdad es que no lo había visto, es obvio que no está en este salón.
—Mira a tu derecha.—
Volteo simuladamente, está de espaldas, sólo espero que no me haya visto en pantuflas.
—Anda, vé y háblale.— Ordenó Tara.
—¡¿Acaso estás loca?!
—No hagas tanto drama, es mejor que lo hagas tú a que lo haga Sophie.
No. Sophie. No.
—Okay, ahora vuelvo.
Me acerqué y lo vi.
Oh no.
—¿QUE HACES AQUÍ?— Gritamos al unísono.
