Capítulo único

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Era nuevo en aquella ciudad, después de las primeras cuatro mudanzas el irse a un nuevo lugar le era indiferente al moreno, ya ni se esforzaba mucho en hacer amigos ya que tarde o temprano tendría que despedirse por culpa del trabajo de sus padres que les obligaban a mudarse con frecuencia.

Esa mañana tenía que asistir a su nueva escuela, para comenzar todo de nuevo. Se duchó y cambió, salió de su nueva casa sin siquiera desayunar, no le apetecía por el humor que tenía en ese momento, siguió su camino ignorando al pequeño pelirrojo que le seguía con la mirada.

Era la primera vez que Kid veía a aquel muchacho, él conocía a todos los que vivían en los alrededores por lo que, al verle, supo de inmediato que era nuevo en aquel lugar y no solo eso, una extraña curiosidad de apoderaba de él.

Cada mañana se repetía la misma rutina; el pelirrojo corría a su ventana para ver a aquel moreno pasar frente a su casa, por el uniforme sabía que era mayor, claro, eso y que era más alto que él.

En más de una ocasión intentó llamar su atención, pero le era inútil, el moreno siempre parecía ir sumergido en sus pensamientos o bien ignorando a toda persona que se le cruzara y aquel pensamiento no estaba del todo errado, Law procuraba no hacer ni contacto visual con las demás personas, mientras más alejado se mantuviera de los demás, menos difícil sería la despedida.
Las estaciones del año pasaban y la rutina parecía ser la misma o que al menos lo sería para siempre, verano, invierno, otoño, no importaba, el pequeño pelirrojo siempre se asomaba a su ventana para verle pasar, comenzaba a pensar que quizás se trataba de un fantasma, ya que no parecía que alguien más pudiera verlo.

Una fresca mañana de primavera Kid tomó una decisión, aquella no sería como las otras, haría algo para cambiar las cosas, desayunó a prisa y salió de su casa, ignorando a sus padres que le pedían esperar, con pasos rápidos llegó a la calle y se quedó quieto a un lado de la entrada de su casa, esperando impaciente hasta que al fin le vio, aquel a quien miraba pasar vivía a dos casas de la suya solamente, ¿Por qué no le había visto en las tardes que salía a jugar entonces? La respuesta era fácil, el mayor nunca salía de casa más que para la escuela.

Law pasó de largo cuando el pequeño le dio unos "buenos días", había sido ignorado completamente y aquello en lugar de molestarle, le motivó. Al fin había visto su rostro de cerca, al menos más cerca que desde la ventana de su casa, le hacía sentir extraño, llevó su mano a su pecho y apretó su camisa con fuerza, quería saber más de aquel extraño sujeto.

La nueva rutina comenzó con Kid fuera de su casa dando los buenos días, sin recibir una respuesta de parte del otro. Cada fin de semana jugaba frente a la casa del moreno, pero nunca le pudo ver, ni siquiera por las ventanas, comenzaba a dudar sobre la existencia del otro, pero no aceptaba creer que era su imaginación.

En su onceavo cumpleaños se hizo una promesa, le hablaría y lograría que le respondiera, así fuese lo último que hiciera. Sabía que los de secundaría entrarían aquel día, por lo que salió de casa un poco más temprano para correr al jardín de una de las vecinas. A pocas casas una de ellas tenía flores en su jardín por lo que, sin miedo ni vergüenza, tomó una de las rosas del arbusto y soportando el dolor tiró de ella hasta arrancarla, regresó a su casa para cubrir el tallo de la rosa con una servilleta ya que no quería que el moreno se pinchará con las espinas como lo hizo él.

Miró la hora y se apresuró a salir de la casa de nuevo, esperó hasta que el mayor salió de su casa. Respiró profundamente antes de interponerse en el camino del otro, quien por primera vez alzaba la mirada notando a aquel pequeño pelirrojo.

Kid sintió un hormigueo en su estómago al cruzar su mirada con la del mayor, era la primera vez que veía sus ojos claramente, nunca imaginó que serían de aquel gris tan claros que resaltaban por su tez morena.

Primer amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora