Recuerdo cerrar y abrír mis puños en cada segundo que pasaba, con miedo a lo desconocido. Teniendo conocimiento de que las horas pasaban más rapido que un lobo apunto de cazar aun así continué, sin pensar en algún momento volver atrás.
El cielo cambió de tonalidad, de obscuro a lo más claro junto a una mezcla amarillenta. Allí estaba yo, observando una casa muy antigua, de madera y pequeña al final de esa Vereda tan tenebrosa en las noches y tan perfecta en las mañanas junto a un Lago cristalino. Mis pies podrian hablar por si solos si continuaba la caminata, asi que caí rendida en un montonal de hojas marrones verdes y rojas.
- Cumplí mi misión, haz llegado. ¿Qué tal estas?
Cansada.- Contesté sin sentir a mis dies amigos, ni mucho menos a mis otros dies enemigos. Poco a poco todas las partes de mi cuerpo quedaban frizadas cómo si estuviera en un congelador por más de media hora.
Y aquí estoy en una habitación blanca de cuatro paredes escuchando risas alocadas, mis padres no tienen idea de mi destino, mejor dicho el Sr.Williams dijo que yo no tengo padres ni mucho menos vida. Escribiendo esta ultima oración antes de morir en paz y aún con mis botas favoritas.
Sin dejar rastros, ni mi identidad. Ya que cualquiera puede estar en una Vereda.
Fin.