Capítulo 11. La bruja

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Isabel
Me desperté antes que ella, así que tomé el comic que llevaba en mi mochila y empecé a releerlo. Era uno de mis favoritos, se llamaba "La bruja". Me hacía llorar cada vez que lo leía, pero como quería que ese día fuera especial, dejé a un lado el comic y bajé por la cama de Liliana hasta llegar a la altura de su ombligo, el cual empecé a besar suavemente
-Cariño, ¿tan temprano despertaste? -Lamí su ombligo antes de subir para besar sus labios
-Buenos días, princesa -Saludé, con una sonrisa pícara en el rostro
-No querrás...por dios, Isabel. Vas muy rápido, cuando llevemos dos meses juntas, ya no tendrás nada por descubrir, se paciente, quieres?
-Mmmmm, está bien -Contesté, un poco molesta, pero mi mano bajó para acariciar su vientre- aunque...si cambias de opinión, siempre puedes llamarme. Sin decir nada, Liliana se abalanzó contra mi y me perdí en sus labios. Besarla era como tocar el cielo, joder! Era tan ardiente, que a duras penas aguantaba el deseo de acariciar su cuerpo, solo me detenía por ella. Cuando Liliana se levantó y vio mi comic, frunció el ceño
-No sabía que leías comics
-Es relajante, deberías leerlo. Habla de que los padres a veces ven a sus hijos como a monstruos
-¿No hay uno que hable de cuando los hijos ven a sus padres como monstruos?
-Ja ja, muy chistosa. Hablo en serio, deberías leerlo, quizá te guste
-¿Crees que tus padres te ven como a un monstruo? -Preguntó Liliana suavemente, quizá para que la pregunta no doliera tanto
-No como a un monstruo, sino que siento que...no soy lo que ellos esperan de mí. Quizá sea muy problemática para su gusto, quizá les cause muchos problemas, quizá estarían mejor sin mi -Contesté, sin poder evitar que mi voz se quebrara al final y una lágrima resbalara por mi mejilla
-No pienses así, el mundo sería peor sin ti. Por ejemplo, si no estuvieras aquí, jamás habría sabido que soy lesbiana y no sería feliz por que Leonardo no me atrae fisicamente. Si no estuvieras aquí, la directora se aburriría de no tener problemas, y se iría a otra escuela, entonces cerrarían esta escuela y muchos chicos tendrían que olvidarse de sus amigos. Si no estuvieras aquí, tus padres no se verían de ninguna manera, al menos, se saludan formalmente -Respondió Liliana, me abrazó y me besó la mejilla- Ahora, vamos a desayunar que muero de hambre

Cocinamos hotcakes, y cuando apenas empezábamos a disfrutarlos bajó Israel
-Hola Liliana, hola Isabel
-Hola
-Buenos días hermano, hay más hotcakes en el refrigerador por si quieres
-Gracias -Se sirvió dos y se sentó con nosotras en la mesa- Y bien? Qué tal estuvo su noche?
-Fantástica -Contestó Liliana, un poco ruborizada
-Liliana, que es ese rubor en tus mejillas? Acaso se besaron de lengüita? O quizá hicieron algo peor...Mejor no me cuenten, no quiero saber cómo estuvo su noche a solas
-¡Basta! -Grité, Leonardo se calló enseguida pero de inmediato volteó a ver a su hermana con una expresión fría en su rostro
-Qué vergüenza, Liliana. Aún no puedo creer que hayas dormido con está...con está busca problemas. Si nuestro padre estuviera aquí, se sentiría muy decepcionado de ti, el no te educó para que te fueras con la primera que pasara por tu vida. Ya verás que tus actos indecentes tendrán consecuencias -Se levantó de la mesa, tomó su plato y se marchó a su cuarto, pero se detuvo a medio camino y dijo con voz pícara- Por cierto, que sigan disfrutando su día, muchachas- Liliana estaba llorando, me levanté y la abracé.
-Lamento traerte problemas, princesa. No sé en que carajos estaba pensando al venir aquí, lo siento mucho. Creo que será mejor que me vaya. Disfruta tu fin de semana -Y me fui; sin besarla, sin decirle te quiero, sin lanzarle un beso, sin guiñarle un ojo. Me arrepentí enseguida, pero el sentimiento se desvaneció rápido. Sólo le traía problemas a esa chica, y ella no los merecía; ella merecía una vida llena de felicidad y paz...algo que jamás podría conseguir con una busca problemas. Su hermano tenía razón, ella estaba mejor sin mi. Me sentí como la bruja de su cuento, hechizándola para que cayera en el mal. Mientras manejaba un remolino de sentimientos invadió mi cabeza, unas lágrimas de culpa y arrepentimiento salieron de mis ojos, la ira -conmigo misma por no ser mejor para Liliana- se apoderó de mis actos y pisé el acelerador a fondo. Un mierda salió de mi boca, lo último que recuerdo después de eso, es haber visto la pared de una bodega acercarse demasiado rápido al coche

Este comic al que llamamos vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora