Sangre, sudor y ego (Hiatus)

Cap.2 El-niño-que-vivió-para-ser-borde

Se escucharon unos pasos acercándose a la puerta, me aparté y me senté en el bazo del sofá verde. Que tensión, no quería que me echaran, si lo he entendido bien, este tren va a Hogwarts, tengo que verlo de lejos mínimo, igualmente, estoy en un tren en marcha, no creo que lo vayan a parar por mí.
Los pasos se iban acercando cada vez más, eran firmes y parecían llevar un ritmo, apareció una figura detrás de la puerta y ésta se abrió sin necesidad que la empujasen, apareció tras ésta un hombre alto, elegante, de traje negro y capa negra, pelo graso liso hasta las clavículas, piel cetrina, nariz picuda, labios finos y en una perfecta linea recta, ojos negros, ni flaco ni gordo y con un deje de autoridad que daba miedo.

-¿Qué está pasando aquí?- Preguntó el hombre, haciendo una pausa entre palabra y palabra.

- Por lo visto ésta chica se ha colado, es muggle.- Dijo Vanya, con maldad en la voz, como si estuviese delatando a alguien haciendo algo malo, que precisamente, es lo que estaba haciendo.

- Pues evidentemente no lo es, si ha conseguido pasar la barrera del andén sin un billete.

Levantó la varita y me apuntó, estaba cagada de miedo, pero me mantuve firme en mi sitio, decidida a no mostrar mi debilidad.

- Ostende nobis tua magicae.- Y me pegó un golpezito en la coronilla con la varita.

De repente me sentí tremendamente eufórica, como si toda mi felicidad hubiese salido afuera y nunca fuese a volver a estar triste, sentí mis mejillas enrojecer de esa misma felicidad, un haz de luz dorada me envolvió y pensé que iba a ser feliz para siempre, que eso era lo que aparecía cuando ibas al cielo, hasta que empezó a desaparecer, no me sentí triste, si no menos feliz, como si me devolviesen mis emociones, comencé a tener miedo de nuevo.

- Venga conmigo.- Dijo el hombre con una expresión imperturbable, aunque el resto se encontraban atónitos.

Salimos de la sala, el profesor salió ondeando su capa tras de sí cual diva.

- Perdone.- Llamé la atención al profesor.

- ¿Si?

- ¿Cuál es su nombre?

- Yo soy el profesor Snape, Severus Snape.

- Oh, y ¿qué enseña?

- Pociones.

- Oh, yo he leído muchos libros sobre pociones, me gustan bastante, aunque nunca he podido hacer una por falta de materiales, obviamente.

- Preferiría dejar las charlas banales para después de haber resuelto el problema que tenemos entre manos, si no le importa.