Parte unica

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«—Hola, ojos bonitos.»

Recuerdo que así comenzó todo.

Me perdí en tu mirada, en esos bellos ojos que se posaron sobre vi en nuestro primer día de clases; en ese momento yo no sabía que había caído por ti.

¿Recuerdas nuestra primera conversación? Algo sobre que no eras muy bueno en física y yo ayudándote a resolver los ejercicios. Muy banal y sin importancia, pero fue cuando supe que no quería dejarte de hablar.

Poco a poco mi corazón anhelaba verte, tocarte y hablarte. Mi estómago se llenó de mariposas la primera vez que escuche tu risa, aquella hermosa melodía que endulza hasta el más amargo día.

A veces, en las noches me imaginaba tu cuerpo a lado mío y me preguntaba qué era lo que me pasaba. Por qué deseaba tanto tomar tu mano o me perdía en tus labios cuando hablabas.

Un año de una hermosa amistad, como ninguna otra, sin embargo, mis ojos no te miraban como debe mirarse a un amigo. Y para mi pesar, los tuyos miraban hacia otra dirección, una donde se encontraba un guapo chico, alto y con cara de poker. Resignación es lo que tuve que aceptar.

Pero la vida es cruel con todos, y fue al poco tiempo que aquellos ojos bonitos se vieron empapados por gruesas lágrimas.

—Dijo que... —me miraste fijamente con aquellos ojos bonitos y más lágrimas salieron, agachando tu rostro—. Él nunca podría fijarse en alguien como yo.

Fueron las palabras que amargamente pronunciaste. Palabras que te destrozaron y palabras que hicieron mi sangre hervir, causa por la que viste al día siguiente llegar a ese chico con un ojo morado y un labio roto. Sin embargo, mi corazón se alivió de saber que por quien te preocupaste fue por mí, al verme con mi mejilla inflamada.

Estoy seguro que sabes exactamente por qué fue la pelea, pero nunca comentaste, sólo negaste con tu cabeza, pero alcance a ver una sonrisa que significa un «gracias».

Todo el mundo sabía que mi corazón pertenecía al lindo chico de ojos bonitos, todos excepto tú, tan cliché como siempre. Hasta la fecha me preguntó cómo es que no te diste cuenta, si era tan obvio.

Es por eso que mis sentimientos explotaron aquella tarde donde una torrencial lluvia comenzó, en tu habitación mientras veíamos el futbol...

—¿Habrá alguien que se enamoré de mí, con todo y mi peso de más?

Una pregunta hecha al azar, que terminó con el silencio que nos envolvía. Jamás me había enojado contigo, mi mirada de incredulidad te hizo soltar una risita nerviosa que no fue acompañada.

—Eres un tonto —te dije y me miraste sorprendido—. Ya hay alguien que se enamoró de ti, a quien no le importa tu físico porque eres la persona más hermosa de éste planeta. Yo siempre tan obvio y tú tan cruel... ¿por qué te burlas de mis sentimientos?

Quien diría que correrías detrás de mí, con nuestra ropa empapada, nuestro cabello goteando y tu grito camuflajeandose con el ruido de las gotas al caer al pavimento.

Sentir tu cálida mano en volver mi muñeca y tu abrazo, donde tu cabeza se escondió en mi pecho.

—Yo... yo no lo sabía, Han. De verdad. Todo el tiempo has sido tú, el único que tiene mis suspiros, el que me hace reír aun cuando todo al rededor es un caos. —Te escuche sollozar—. Eres el único al que le puedo decir te amo, porque realmente lo hago y no como un amigo, LuHan.

Me quedé petrificado, había tantas preguntas, dudas y miedos.

—Pero, Se... SeHun, él... tú.

Negaste con tu cabeza, mientras soltabas una risita.

—Él nunca fue importante, sólo una patética manera de reemplazar mis sentimientos por ti. Ese día no lloré por su rechazo, lloré porque me dijo que él sabía la verdad y que tú no podrías fijarte nunca en mí.

Te has de sorprender cómo es que me acuerdo tan perfectamente de nuestro diálogo, ¿cómo no hacerlo? Si aquellos ojos bonitos me miraban como si fuera lo más importante sobre la faz de la tierra, si me miraban con tanto amor que me sentí tímido y pequeño. Fue el día más feliz de mi vida. Claro, aunque después hayamos estado una semana en cama por la fuerte gripa.

Y aquí estamos, ojos bonitos. Cinco años después, tratando de escribir mis votos de amor con mi mano temblorosa. Por qué es tan difícil expresar lo que siento por ti en palabras... tal vez porque no puede ser expresado de esa forma.

Mis ojos se llenaron de lágrimas al verte caminar hacia mí con tu tímida sonrisa y aquellos bonitos ojos de los cuales me enamoré perdidamente desde la primera vez que te vi. Y lloré, quedando expuesto ante todos; me limpiaste con tu diminuta mano, cuando tú también estabas hecho un mar de lágrimas.

Tal vez no sea muy creíble si yo lo digo, pero nuestra boda fue la más bonita, la mejor; no pude haber deseado algo más. Verte divertirte, bailar conmigo nuestra canción, partir el pastel y finalmente nuestro brindis.

Y ahora te veo dormir plácidamente después de la mágica noche de bodas donde puedo terminar de escribir esta carta. Una para que cada pelea que tengamos la leas y recuerdes que no importa qué, yo te seguiré amando. Y jamás sientas miedo porque estaré a tu lado.

Nunca olvides que mi propósito en la vida es hacerte feliz.

Porque te amo, te amo, Kim MinSeok.

Mi chico de ojos bonitos.




—Lu Han.






Hola, aquí de nuevo con un pequeño one shot, aunque creo sería más un drabble. Como sea. Se me ocurrió cuando iba camino a la casa de mi papá y vi una imagen con el mismo titulo. Espero haya sido de su agrado. Un poquito de amor para no olvidar a nuestro bello XiuHan.

Pronto vendré con una nueva historia.

-Hola, ojos bonitos.Where stories live. Discover now