En enero del 2008 estaba cursando el 4 semestre de bachillerato tecnológico en la especialidad de laboratorio clínico y para ese entonces ya tenía claro lo que quería; trabajar en un laboratorio (público o particular) y posiblemente estudiar una licenciatura (que en mi mente ya lo tenía claro y decidido), quería estudiar: QUÍMICO FARMACÉUTICO BIÓLOGO O QUÍMICO BACTERIÓLOGO PARASITÓLOGO.
Los profesores se esmeraban en sus clases, me fascinaba aprender, comprender y aplicar las técnicas usadas en micología, bacteriología, parasitología y hematología; me sabía ciclos biológicos, fases infectantes, tinciones, morfología celular, medios de cultivo...en fin, era un entusiasta del ámbito del laboratorio clínico.
Mi servicio social lo comencé en enero de 2009, siendo un hospital público, la institución que me dio la oportunidad de realizar tan importante trámite. En aquel tiempo, su área de laboratorio era muy pequeña permitiendo que solo hubiese 3 personas en dicha área, motivo por lo cual nos rotaban en los diferentes departamentos (urgencias, CEYE, radio...y si, algunas veces ayudábamos a los TUM e íbamos en las ambulancias); quizás lo único malo era que casi siempre estábamos en 4 paredes y rara vez (solo cuando íbamos a comprar algo a la tienda) veíamos el cielo y (aunque fuese 5 minutos) nos sentíamos libres.
Pero, como a cualquier estudiante de bachillerato tarde o temprano llega el tiempo de realizarse grandes preguntas: ¿Que quiero hacer? ¿Quiero estudiar? ¿Que carrera quiero estudiar? Particularmente, ya sabía como era la atmósfera laboral dentro de un hospital y definitivamente no era lo que quería; así que...medicina y enfermería estaban totalmente descartadas de mi mente.
En aquel tiempo, caminando por los pasillos de la escuela me encontré a mi profesor del módulo de parasitología I, invitándome a una plática dada por un catedrático de la FESC, el MC Pablo Martínez Labat; era una delicia verlo explicar el ciclo de vida, morfología diagnóstica, patogenia y epidemiología de los protozoarios, en definitiva TENÍA QUE LLEVAR CLASES CON LOS MEJORES EN EL ÁREA DE MICROBIOLOGÍA (Años después, efectivamente él fue mi maestro de parasitología, enfermedades infecciosas y posteriormente asesor de tesis de titulación)
Al acercarme con mi profesor del módulo, me hizo la mención que el Dr. Labat fue su maestro durante su licenciatura y que daba clase en la FESC que esta justo enfrente de la escuela. Al cuestionarlo sobre su profesión de médico veterinario zootecnista, me hizo hincapié que se estudiaba las mismas materias que en medicina humana (anatomía, fisiología, histología, patología, farmacología y si...también laboratorio clínico)
Al revisar el plan de estudios de medicina veterinaria y zootecnia de la FES CUAUTITLÁN, me di cuenta que se tenía que estudiar, aprender, comprender y aplicar el conocimiento de anatomía, manejo, fisiología, histología, bacteriología, farmacología, patología, y claro parasitología en mínimo 5 especies de animales totalmente diferentes y a diferencia de medicina humana y enfermería que hacen su práctica profesional casi siempre en un hospital, como médico veterinario podría ejercer en una clínica, laboratorio y lo mejor; PODÍA ESTAR TRABAJANDO EN CAMPO ABIERTO.
Así que decidí que licenciatura estudiar en menos de 2 semanas, en aquel lejano 2009 decidí ser MÉDICO VETERINARIO ZOOTECNISTA.
