the end

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1, 2, 3
litros de agua caliente llenan la bañera de porcelana sanitaria rápidamente y con notable dificultad el chico se desnudaba para sumergirse.

—Estúpida silla —murmuró con frustración, golpeándola; como se odiaba —a la mierda todo.

Tocó el fondo de la tina con sus muslos y resbaló, ya no podía evitar llorar, era inútil el esfuerzo.

él era inútil
¿por qué mentir?

Simplemente se dejó llevar, no había podido pegar el ojo en bastante tiempo, y ahora el cansancio se manifestaba.

Posó sus manos sobre el barandal de la bañera, sin importarle el frío que congelaba sus dedos. la música suave de fondo le servía como calmante, un simple melifluo que le causaba melancolía.

Las lágrimas se confundían con el agua, ahora tibia, de la bañera y dudaba en que pedir para cenar pues apetito ya no tenía.

había dejado de sentir hace mucho tiempo atrás.

El agua dejó de ser turbulenta se derramaba poco a poco por los bordes y la llave goteaba, Herodes permanecía en aquellas cuatro paredes de apariencia triste lamiendo las palmas de su nuevo amo sin resultado alguno.

todo estaba mal.

Finalmente la policía llegó al lugar, dos días después, para recoger el cuerpo, claramente sin vida, del chico de ruedas que alguna vez regalo su corazón.

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desayuno en la terraza con vista a las calles parisinas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora