Otro día más me encuentro en la misma posición. Sentado en este suave suelo, se siente un poco caliente pero es agradable. Me encanta ver la planta de alfalfa que creció en nuestro patio después de que mi abuelo lanzó por accidente una paca que había comprado, nunca llegue a pensar que de esta se habían desprendido pequeñas semillas que pronto crecieron, dando lugar a un pequeño arbusto con verdes ramas y pequeñas flores moradas. Jamás imaginé que una planta que siempre está seca y amarilla pudiera provenir de tan bello germinado, pero en fin, estaba sentado jugando la tierra con una rama de árbol que había encontrado tirada por ahí pero por mi mente solo pasaba ese decepcionante pensamiento del como mis amigos podrían estarse divirtiendo en aquella casa, como todos disfrutaban sin percatarse de mi ausencia, por qué, en si yo no era alguien relevante en mi grupo de amigos, pero eso no importaba pues yo me sentía parte de ellos y si me hacían caso una vez al día con eso estaba conforme.
Después de un rato decidí levantarme de ese suelo tan suave al que solía acudir para reflexionar y pensar (a veces demasiado) en las cosas buenas y malas que me sucedieron en el día.
No lo sé pero ese día sentí una gran atracción por el patio trasero de mi casa el cual era enorme, tenía algunos árboles y muchas plantas por todas partes, en su mayoría desérticas. Comencé a caminar a través de el, imaginando que era pequeño como un elfo y podía sentir todo ese mágico mundo en el que vivían, camine, toque el áspero tronco de los árboles de mango, los arbustos de mora negra Silvestre y los palos de arco, había muchos otros pero ese era mi preferido. Pero en medio de ese patio estaba el arbolo mayor, un árbol de un fruto llamado tamarindo, usualmente esos árboles tienden a se frondosos y este no era la excepción, me encantaba ver su extenso follaje que producía una sombra casi pura y negra, el imaginarme dentro de sus ramas me provocaba una sensación salvaje y excitante, quería saber que era lo que en verdad ocultaban todas esas hojas que parecían formar una fortaleza.Yo no era la suficientemente valiente para animarme a trepar aquel árbol ya que el tronco era algo alto y subirlo implicaba un esfuerzo muy grande ya que era un chico de baja estatura y también era muy flojo para poner una escalera o inventar un sistema por el cual pudiera subir la difícil pared. Pero ese día estaba un poco molesto, aburrido y con ganas de hacer algo ya que para mi edad era un niño muy solitario pues era enviado a un colegio católica en la ciudad y yo vivía en un pequeño pueblo a las afueras de esta, mis padres desde los 7 años decidieron que los niños de ese pueblo no eran una buena compañía para mi y por eso tomaron la decisión de enviarme fuera. Pero, jamás ellos pensaron en que si estoy fuera de este pueblo y tuviera casi prohibido convivir con los niños locales, ¿necesitaría estar en contacto con mis nuevas amistades? Al parecer, no. La soledad era mi única amiga en esa gran casa.
Después de pensar todo eso tome la decisión de subir a ese gran árbol, estaba muy seguro de hacerlo así que Movi una vieja silla del jardín hasta aquel áspero y marrón tronco, recargue la silla y tome con fuerza las primeras ramas, de un esfuerzo grande logre subir y me abrace de una de las ramas mayores, sintiendo una gran felicidad al haber logrado mi meta tan deseada en aquel momento. Cuando estuve arriba tome aire y sentí ese gran follaje que daba la sensación de estar en una pequeña oscura casa del árbol, comencé a moverme, trepar un poco más para explorar ese lugar tan oscuro, había algunas tablas pues mi abuelo las había colocado ahí para guardarlas y decidí sentarme en una de ellas y contemplar la grandiosa espesura, entonces pasó. Cuando exploraba tan feliz y quitado de la pena, lo sentí. Y jamás en mi vida lo olvidare. Ese color de ropa. Jamás había sentido tanto miedo. El estaba ahí.
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Fernando
Mystery / ThrillerLos niños tienen una gran imaginación, pero... ¿como sabes cuando estos sueños van más allá de la imaginación?