Único

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Nota autora: He hecho esta nota con el fin de pedirles que le bajen un poco a los insultos hacia la protagonista, porque me tienen enferma. La manera de actuar de la chica está justificada por el hecho de que a ella NO le agrada y mucho menos le gusta el tipo.

De cualquier manera, continuaré borrando los comentarios desagradables (porque no me interesa meterme en conflictos con nadie) hasta que me harte, me dé la locura y borre el escrito.

De antemano, gracias por leer y comprender.

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Mi cuerpo se estremeció del susto al escuchar el ensordecedor grito de mi mejor amiga y el de las demás personas que me rodeaban. Mi teléfono, por poco, se resbaló de entre mis dedos para terminar impactado contra el frío y sucio piso de las gradas, sin embargo, gracias a mis reflejos de puta madre, pude impedir la posible muerte o trización de la pantalla del aparato.

Dejé escapar un pesado suspiro desde el fondo de mi corazón y me acomodé en mi lugar nuevamente. Todo mientras sentía como mi órgano vital, se tomaba su tiempo para recuperarse del susto que me dio la gente que llenaba el polideportivo.

— ¡NO DEJES QUE CAIGA! — gritó fuertemente la chica que se hacía llamar mi mejor amiga, dejándome impactada por la potencia de sus pulmones.

La miré con mi entrecejo fruncido, subiendo mis pies a la banca y pegando mis rodillas contra mi pecho en una posición más cómoda, ya que de tanto rato sentada de la misma manera me estaba cansando.

— Realmente no entiendo el porqué de tanto alboroto — bufé.

Dirigí, por un momento, mis ojos a la cancha, en donde se desarrollaba el partido de vóleibol al cual Mei me arrastró un sábado a las nueve de la mañana para ver.

No era usual despertarme a esa hora y ella, de verdad, merecía un premio por lograr sacarme de entre la comodidad de mis sábanas. Aquello era algo que pocos se atrevían a hacer y que no cualquiera lograba — en realidad, solo mi madre —. Mordí mi labio inferior viendo como Ushijima Wakatoshi, uno de mis amigos y miembro del equipo de mi escuela, daba un remate, tan potente y eficaz, que casi le termina arrancado los brazos a los chicos del equipo contrario que intentaron bloquearlo. Fallando olímpicamente en el intento.

— ¡Oh, vamos! ¿Cómo es posible que no te emociones con...? ¡BLOQUEALO! — chilló, interrumpiéndose a sí misma y casi reventado mi tímpano.

— Dios...

Volví a suspirar, dándome cuenta de que la castaña junto a mí, olvidó por completo lo que decía y fue absorbida nuevamente por el partido.

No sabía por qué no me emocionaba en lo absoluto el juego. A pesar de que mi amigo jugara y me alegraría el hecho de que ganaran — ya que él estaría "feliz" por eso... Algo de lo que no estoy muy segura, si soy sincera, debido a la expresión impasible que siempre lleva muchas veces me confunde — se me era imposible sentir la agitación, adrenalina o turbación que experimentaban los demás espectadores del lugar por cada saque, remache, bloqueo o recepción que alguien realizaba.

Simplemente, no me interesaba y hasta odiaba, enormemente, el hecho de haber sido obligada a venir hasta aquí hoy. Solo vine a aburrirme de una manera monumental mientras escuchaba a los demás gritar por cosas que yo, en realidad, no entendía en lo más mínimo y que tampoco me tomaba el tiempo de entender.

Suspiré. Mei podía ser muy persuasiva cuando quería y yo... La quería mucho como para negarme a sus peticiones y caritas de cachorro abandonado bajo la lluvia, algo que me frustraba mucho.

MOLESTO » TENDŌ SATORI ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora