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Había entrado a la ducha, dejando de lado todas las prendas que ya estaban en condiciones lamentables, sucias, rotas. Aunque en verdad no estaban tan mal, pero a él, verlas, le emulaba a los horrores que había sufrido cuando esa tela lo cubría, y a su vez lo dejaba de cubrir. Le causaban repulsión.

Se despojó de su ropa interior. Para su vista, era la mas desagradable.

Bloqueó con su cuerpo el recorrido de las gotas de agua, para que en lugar de chocar contra la cerámica, lo hicieran contra su pelo y piel, aunque el líquido terminaría en el drenaje igualmente.

La temperatura variaba, él estaba muy desconcertado. Abría por completo la fría, luego de llegar a congelarse, giraba las perillas para que el agua que caía sobre él lo hiciera casi a punto de hervor.

Sucesivamente alternaba.

No había tocado hasta ahora el jabón. No quería tener espuma, no quería tocarse a si mismo, no quería tener que enjuagarla. Se sentía desagradable, como si fuera otro.

Pasó el tiempo y ya no quedaba agua caliente. La fría lo recorría, se sentía mejor, como si la hipotermia amenazara. Aunque esto fuera exagerado, lo distraía.

Sin darse cuenta abrió los ojos, que estaban cerrados hace casi quince minutos. Inevitablemente, vio su abdomen, sus piernas, pies, brazos... las cortaduras de sus manos.

Sintió un reflejo de vómito e impidiendo que este llegara a su boca, lo regresó a su estómago con dolor.

Un sabor agrio se sentía en el fondo de su garganta. Recordó otros sabores que había sentido en esta mas temprano e inconscientemente vomitó fuera de la bañera, dejando un asqueroso olor en el baño, y ni hablar del desastre que luego tendría que limpiar.

Recuerdos y traumas. Venían a su mente infinidad de imágenes que se acumulaban en las paredes de su imaginación, las podía ver claramente.

Podía ver a los chicos, a sus seis amigos, los que siempre estuvieron de su lado.

Podía ver a su familia, la que lo quería pero no supo ver lo que tenía que arreglar.

Podía ver también a su mejor amigo, Namjoon. Seguía siendo su amigo después de todo.

Justo después de este ultimo todo fueron colores. Colores saturados que lo cegaban, pastillas, olor a bebidas fuertes en el cuarto.

Blanco, blanco, blanco.

Blancas y puras eran las sábanas de aquella cama que no quería tocar, pero a la que fue aventado.

Azul, azul, azul.

El color de su camisa, la camisa que Nam llevaba esta noche.

Ya empezaba a amanecer fuera de la cabeza de Hoseok.

Amarillo, amarillo, amarillo.

Las luces de esa casa.

Naranja, naranja, naranja.

Las pastillas que ya había dejado, pero Yoongi insistió. No lo culpaba, estaba fuera de si, como todos en ese lugar.

Rosa, rosa, rosa.

El cuadro que no podía dejar de mirar en el momento que sus músculos se relajaron y dejó de poner resistencia. "Nunca dejarse derrotar" era su lema, hasta hace horas lo era, ahora no tenía ni siquiera eso.

Verde, verde, verde.

Verde el trago que Namjoon había tomado.

Rojo, rojo, rojo.

El color intenso de la sangre que recorría el suelo. La sangre que de él salía, la que sus nudillos no podían contener. Sangre de más de una persona.

ABSINTHEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora