33 5 0
                                    

La vida se les iba de las manos, una noche divertida dijeron que sería.

Divertida, si hubieran tenido en cuenta que Nam tuvo problemas con el alcohol el año pasado, que Seokjin no sabía poner límites, y que Yoongi andaba en negocios complicados y tenía cosas que no debía.

Jungkook, Jimin y Taehyung aún no eran muy maduros, no sabían diferenciar cuando parar ni en donde no meterse.

Hoseok simplemente no quería probar cosas nuevas

Eran solo ellos.

Ellos y la tentación.

A resumidas cuentas, nada salió bien.

Nadie estaba consciente de sus acciones, y la pistola de bajo calibre que Yoongi les había mostrado mas temprano los tenía tentados a todos, mas que nada a Tae, que ya la había sacado de su correspondiente lugar.

Namjoon, agresivo por el alcohol, insinuándole cosas poco apropiadas a Hoseok, que tampoco estaba muy consciente por aquello que Yoongi le había dado, aunque aún sabía lo que no quería.

Seokjin estaba sentado a un par de metros de ellos, podía ver a Nam cruzando los límites y sabía muy bien que él, siendo el mayor, debía ser una barrera, debía protegerlos, aunque esto nunca fue su especialidad. Tampoco tenía muchas ganas de ayudar, no le agradaba para nada ver a Hoseok cerca de Namjoon ni a este tan pegajoso, pero siempre había sido un cobarde y eso no cambiaría en una noche, pero muchas otras cosas si lo harían.

Jugando, riendo, tomando, gritando, callando, golpeando, amenazando... el juego había desaparecido, y ya no eran ellos. Era su imagen y mente, pero retorcidas.

Jungkook vio a Tae nervioso y no logró distinguir lo que tenía en sus manos, después ya no vio nada mas. Su cuerpo se desplomó cerca de un lindo florero con lirios blancos.

Taehyung estaba sentado en la cocina, viéndose a si mismo en el reflejo de la ventana, analizando lo que acababa de hacer.

Namjoon arrastraba a Hoseok escaleras arriba, mientras este lloraba y lo golpeaba.

Yoongi estaba desesperado ocultando las pastillas y Jin no quería ver.

Todo ya había pasado, y las consecuencias eran horrendas.

Aún nadie además de los seis sabía lo sucedido, y de alguna forma también sabían lo que pasaría.

Uno menos en el grupo llevaba a que otro también se iría tras las rejas. Probablemente Yoongi le acompañe.

Nam seguramente quedaría libre de la ley, pero no de su consciencia.

Jin no sería el mismo, Jimin tampoco.

Hoseok no se sentía, habían profanado su cuerpo. Lo había hecho una persona que conocía, aunque estaba seguro que después de todos esos tragos no era la misma. Namjoon no lo había dejado hasta que tuvo que arrastrarse a ver la tragedia que en la galería, bajo esas escaleras, había sucedido. Aunque lo suyo también era trágico, una violación no se toma a la ligera.

Ver al pie del último escalón el cuerpo acurrucado de Jungkook hacía polvo lo que quedaba de su corazón roto. Se veía como un pequeño niño teniendo una pesadilla, una pesadilla de la que no podría despertar. Jimin estaba a su lado, acariciando su cabello, llorando. Los ojos de ambos estaban cerrados y cuando el chico de pelo gris notó su presencia le dirigió la mirada.

No necesitaron palabras, el dolor era el mismo.

ABSINTHEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora