En este instante, soy como una pequeña frente a una juguetería.
En este instante, al ver a la librería tan solemne frente a mi, mi corazón se acelera y todas mis emociones negativas son arrastradas como si una ola de ansias y felicidad se deslizara en mi corazón y las desprenda de éste.Corro para acabar con la distancia entre la librería y yo. Al llegar a la puerta, la abro y me maravillo con mi vista.
Todo es perfecto. Libros pordoquier. En una fracción de segundo me encuentro corriendo hacia la estantería más cercana, observando todos los maravillosos mundos frente a mi, esperando a que alguien quiera descubrirlos.
Me paso por todas las repisas. Sólo llevo dinero para dos o tres libros, así que tendré un gran debate conmigo misma.
Cuando voy en la última repisa y llevo 6 libros en mano, debatiéndome entre cuáles merecen el irse ahora conmigo.
Probablemente sea extraño, pero siento como los libros me hablan implorándome que descubra todos esos maravillosos mundos que se unen en sus páginas.
Mientras estoy en mi debate interno, me doy cuenta de la extraña sensación de alguien observándome, así que me doy la vuelta.
Un chico alto, de cabellos rizados y ojos color miel me observaba, pero al ver que lo descubrí, baja su vista al libro que tiene en manos. No puedo evitar sonreír, "es lindo" pienso.
Vuelvo mi vista a los libros mientras voy descartando, a pesar del dolor que siente mi corazón, "después vendré de nuevo y los compraré, chicos" les digo a los 3 libros que dejé.
Cuando paso frente al chico para salir de la estantería, le echo un vistazo y veo sus ojos posados en mi de nuevo.-Disculpa. -Me dice algo titubeante. Tiene una voz grave, pero dulce a la vez, es cómo miel y limón.
-¿Sí?
-Por lo que ví, creo que te gusta mucho leer, lamento si te asusté pero... era como si mi vista no pudiera ver algo más que no sea a ti.Me ruborizo. "Sí, es muy lindo".
-Bueno, ¿qué te puedo decir? Amo leer, y es raro cuando vengo a una librería, así que aprovecho al máximo. Y por el cumplido... gracias. -Le digo, aún siento el calor en mis mejillas, y él lo notó, porque sonríe.
-Me llamo Sebastián, ¿cuál es tu nombre? -Me pregunta. "Tiene un lindo nombre, también." Sacudo la cabeza, ¿en qué estoy pensando?
-Soy Maggy, ¿qué edad tienes? -La pregunta sale de mi boca sin poder detenerla.
-Tengo 17, ¿y tú?
-Yo recién cumplí los 16, con el dinero que me obsequiaron me llevaré a estos chicos a casa. -Le digo, moviéndome con mis tres libros abrazados a mi regazo. A él se le escapa otra sonrisa.
-Bueno, en ese caso, creo que debería obsequiarte algo también. -Me dice y yo doy un respingo, ¿de qué habla?Sebastián ve los 3 libros que dejé y escoge uno.
-Éste será el regalo de mi parte -me dice- ¿quieres que te ayude con los libros? Se te dormirán los brazos.
-¡No! Apenas te conozco -le digo, con el rubor de nuevo en mi rostro-. No tienes que darme nada.
-Quiero hacerlo. Quiero conocerte más, que seamos amigos, y después de un tiempo recordemos este día, que recuerdes la casualidad por la que nos conocimos y cómo sellamos nuestra amistad mediante un libro de cumpleaños. -Me dice.Quiere ser mi amigo, eso está bien, ¿porqué no? No tengo muchos amigos a los que les guste leer, así que el será como mi confidente de otros mundos. "Te estás adelantando a los sucesos, Maggy." Me digo.
-De acuerdo, pero yo te invito un café. -Le digo y él sonríe, al igual que yo.
-Trato hecho.Después de pagar mis libros y de que él pagara el que me obsequiaría y un par que compró para él, fuimos caminando a la cafetería que está frente a la librería.
Mientras bebíamos el café, platicamos sobre libros. Tenemos muchos en común, y no paramos de reír. Sin duda, ésta sería una gran amistad.-¿Sabes? -Me dice después de darle un sorbo a su café.- Nunca había visto a una chica que gustara tanto de la lectura como yo. Éste, sin duda, ha sido el mejor encuentro casual que he tenido.
Yo sonrío y asiento.
-Sí, sin duda, el mejor encuentro casual.
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Han pasado 3 meses ya desde mi cumpleaños, 3 meses desde que conocí a Sebastián.
Ayer me dijo si quería cenar hoy en su casa para conocer a su familia, yo no estaba muy segura de ir, pero al final me convenció.
Al llegar ahí me sentí feliz inmediatamente al ver el ambiente que me rodeaba.
Es el hermano mayor de 3 hijos, el mediano es Cody, de 12 años, y la menor es Lucy, de 5 apenas. Su familia es encantadora. Su mamá y su papá hicieron la cena y Sebastián les ayudó mientras yo jugaba con sus hermanitos, lo cual fue una sensación maravillosa, ya que soy hija única. Su casa es preciosa, tiene un salón exclusivo de librería, en el que los estantes están divididos en 5 secciones: "mamá", "papá", "Sebastián", "Cody" y "Lucy", cada uno con una gran cantidad de libros, lo cual fue hermoso.
Una vez terminada la cena, su familia me despidió cariñosamente diciéndome que podía volver cuando quisiera. Lo cual acepté muy agradecida.
Sebas, como le digo ahora de cariño, se ofreció a llevarme a casa, y yo acepté algo apenada.
Al llegar, me tendió una caja, y me dijo que no la abriera hasta estar en mi cuarto, y que ansiaba saber lo que tenía que decir al respecto.
No entendí muy bien, así que simplemente asentí y bajé del auto.
Al entrar a la casa saludé a mamá y subí casi enseguida a mi habitación, sin lujo de detalles. A ella le gusta mucho Sebastián, dice que es un buen chico.
Ahora estoy aquí, en mi habitación, en mi pequeño pedacito de privacidad.
Me encanta este pequeño cuarto, aquí tengo todo lo que amo, hay días en los que no salgo de aquí, sólo abro mi pequeña puerta que sale al balcón, me siento en el fresco suelo y abro un libro, sumergiéndome en esa paz intantánea.
Sin embargo, ahora estoy alterada y nerviosa, y no encuentro razón.
Me quito el vestido azul y mis zapatos para vestirme con una sencilla pijama. Me siento en mi cama con la caja en mi regazo, observándola como si en ella se encontrara el secreto del Universo.
Quité el papel rojo con el que estaba envuelto, dejándome a la vista uno de los libros que había dejado en la librería por no poder comprarlo aquella vez que lo conocí. Lo abrí y en la primera hoja traía una dedicatoria inscrita: "Para que recuerdes nuestro encuentro casual".
Estaba tan emocionada con la dedicatoria que no me di cuenta de una pequeña cajita que venía debajo del libro. Una cajita como... como la de un anillo.
Mi corazón se aceleró, tomé la cajita y la abrí, pero sólo había un papelito dentro: Mira tu balcón.
Alcé mi cabeza y allí estaba él, en mi balcón, con un pequeño anillo en la mano que tenía grabado "MS".
En ese momento me olvidé de todo. Olvidé mi poco elegante vestimenta, mis cosas desordenadas. No pensaba en nada más que... bueno, no pensaba en nada.
-¿Puedo pasar? -. Me dijo, dando golpecitos al cristal.
-Claro que sí -. Le dije con una risita mientras abría la puerta.
No me dio tiempo de reaccionar, apenas entró a mi habitación me lo dijo:
-¿Quieres ser mi novia?-. Su voz estaba algo temblorosa y se ruborizó, lo cual era precioso. No me cansaría jamás de mirarlo.
-Oh, Sebastián, claro que quiero-. En este momento podría decir que soy la chica más feliz del mundo. Él sonrió de par en par y me abrazó, después colocó el anillo en mi dedo.
-Eres lo mejor que me pudo haber pasado-. Me dijo, y después me besó.
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Encuentro casual.
RomantizmVolví a Wattpad y tenía este escrito guardado como borrador, así que lo publico sin leerlo por cringe a mi yo escritora de hace unos 8 años.