Taehyung
Nunca creí que él se convertiría en mi única razón para despertarme en la mañana.
-¡Vamos Minnie, huele estas flores! ¿Te gustan?- Le pasé el ramo de flores rojas con agradable aroma que había recogido. Él las olfateó con suma delicadeza.
-Mmm, ¡wow! ¡Huelen a vainilla!- Tocó sus pétalos- Se siente suave, ¡Me encantan! Llevémonos estas.
-Como quieras, Jimin- amarré las flores con un fino lazo azul marino y se las pasé a Jimin- Todas tuyas pequeño.
-¡Gracias!- Dijo dedicándome una sonrisa, la cual extrañamente desapareció bastante rápido- Oye Tae Tae...
-¿Sí pequeño?
-¿Te molesta si me quito las gafas un rato? Me están molestando un poco- Dijo cabizbajo.
-Claro que no me molesta Minnie, nunca lo ha hecho, tus ojos son hermosos, son especiales.
-Yo... amo cuando mientes para hacerme sentir bien...- Sonrió de nuevo y subió sus gafas a su cabeza revelando sus opacos ojos.
-Jimin...
-Se hace tarde, vámonos.- Abrió su bastón blanco y tomó mi brazo para regresar al auto.
Y esta es la razón por la que él es mi principal motivo de levantarme en las mañanas. Jimin perdió la vista cuando tenía diez años debido a una quemadura química. Lo conocí dos años después en un parque de Ilsan lleno de hermosas flores y desde ese entonces formamos un lazo especial y cuido de él como si mi vida dependiera de ello y en realidad sí lo hace ya que me enamoré de él no mucho después. Las razones son todas maravillosas, Jimin es simplemente una persona pura, las flores son lo que más adora, por eso, todos los fines de semana venimos a recoger flores al jardín de mi tío y no es cualquier jardín, es el huerto de flores más grande en Daegu. Recuerdo la primera vez que fuimos, estaba encantado, aunque no posee visión, olfatear y sentir cada una de las flores lo deleitaba y lo hacía la persona más feliz y adorable que jamás podría haber visto.
En ese huerto comenzaron mis sentimientos, un día de otoño cuando Jimin recogió su primera rosa:
-Hmm, ¿Esta cuál es? ¡Auch!- Me di la vuelta en seguida para ver qué había ocurrido.
-¡Jimin! ¿Estás bien?- Dije al ver que se había pinchado con las espinas de una rosa. Tres de sus dedos y algunas partes de su mano sangraban- Oh por Dios Jimin, ven, creo que hay un botiquín en el auto de mamá.
-Tae Tae...- Dijo con voz débil- Duele...- Y lágrimas empezaron a caer de sus ojos y se escurrían debajo de las gafas.
-Ay no, no llores, por favor- Le supliqué guiándolo hacia el auto. Por suerte la cajuela estaba abierta y pude adquirir el botiquín fácilmente.-Esto arderá un poco- Pasé un algodón con Alcohol sobre sus heridas.
-¡Ah!- Más llanto.
-Minnie, cálmate por favor, vamos, no quiero verte llorar. Tienes ojos hermosos ¿sabes?