Prólogo

54 2 1
                                    

Miami, Florida / Estados Unidos
Septiembre 23/ 14:54 p.m.
Antes

Ryan Edwards era un ciudadano estadounidense que residía en Miami, Florida. Con tan solo 20 años de edad decidió abordar un avión para conocer el país que más anhelaba de niño, 'Francia', y sobre todo la ciudad de Marsella, ¿por qué no parís? ¿la ciudad del amor?, para Ryan no deseaba visitar la capital del país si no algo más que conformara ese maravilloso país y fue lo mejor que pudo haber hecho. En esa misma ciudad encontró a ese inesperado amor de su vida, Alexandra Bourgeois, una hermosa joven francesa de tan solo 19 años lo cautivo por completo. Su cabello rubio, sus ojos azules, su delicado y suave rostro, aquella hermosa sonrisa y ese pequeño y delicado cuerpo de porcelana, Ryan supo desde ese mismo instante que se había enamorado de una mujer que desconocía completamente y aún mejor, era un amor a primera vista. La quería tener es su vida, quería conocerla, quería ser su amigo, quería ser su novio, quería que fuera la mujer que lo acompañara por el resto de su vida y así fue, la vida le sonrió a Ryan, en tan solo los meses que tenía planeado quedarse en Marsella le bastaron para enamorarla. Se casaron en Francia y abordaron el primer avión que los llevaría a los Estados Unidos para su maravillosa luna de miel. 

Actualmente son marido y mujer, él siendo un famoso empresario de una prestigiosa compañía y ella una reconocida veterinaria. Además de eso, siendo padres de 3 maravillosos hijos. Que más podría pedir Ryan, si todo lo que tenía ya lo había obtenido y ahora tenía algo mejor, una familia.

Los Ángeles, California / Estados Unidos
Julio 15/ 18:39 p.m.

La Familia Edwards reside actualmente en Los Ángeles con sus 3 hijos, el hijo mayor Zack de 8 años, Dylan de 6 años y la pequeña Elizabeth de 5 años.
-¡Mami! ¡Mami! - grita el pequeño mientras llega a la sala donde su madre leía un libro.
-¿Qué sucede Zack? -pregunta la madre al pequeño de 8 años.
-Luke nos invito a su fiesta de cumpleaños mañana ¿podemos ir? -pregunta el pequeño mientras saltaba.
-Por supuesto, la señora Hemmings estará encantada de que ustedes 3 vayan -Sonrió.
-Pero mami, solo iremos Dylan y yo.
-¿Qué pasa con Elizabeth? 
-Luke no invito a Elizabeth, dice que es solo una fiesta para niños.
-¿cómo crees que se sentirá Elizabeth, Zack?
-No lo sé mami.
-¿Te parece si hablo con la madre de Luke?
-¡Sí! así podrás hacer tu magia y convencerla de que Elizabeth vaya y jugar a la princesa que esta atrapada en el castillo por un temible dragón y dos valientes caballeros la salvaran -dijo el pequeño mientras hacia gestos heroicos.
-La madre rió- Esta bien mi pequeño príncipe pero primero iré a conversar con tu hermana.
-Esta bien mami- el pequeño salió a jugar su hermano gemelo Dylan que lo esperaba en el jardín.

Alexandra subió las escaleras y fue directo al cuarto de Elizabeth. Toco la puerta antes de entrar y la llamo por su nombre. Una voz angelical sonó a través de la puerta con un 'puedes pasar mami'.

-Hola cariño -dice la madre sonriendo mientras entraba al cuarto de la pequeña.
-Hola mami- le responde la pequeña de forma alegre.
-¿Qué haces cariño? -pregunta la madre mientras se sienta en la cama de la pequeña.
-Juego con el señor Olso y la señorita Gertrudis a la fiesta de té.
-Suena muy divertido -Alexandra rió- Elizabeth, quiero preguntarte algo.
-Dime mami -responde la pequeña de forma curiosa.
-¿Te llevas bien con Luke?
-Sí, siempre en los recreos me cuida, juega conmigo a las muñecas y siempre me dice que estoy muy linda.
-¿y te invito a su fiesta de cumpleaños? 
-No -dice la pequeña de forma triste- dice que solo es fiesta para niños y que están prohibidas las niñas.
-¿y que tal le llegas desprevenida Elizabeth?
-No entiendo mami -pregunta la pequeña confundida de las palabras que usa su madre al hablar.
-De sorpresa princesa, serías como un regalo para él al llegar allá sin que él se de cuenta.
-La pequeña rió- ¡Sí! y quiero darle un regalo único que guarde para toda su vida.
-De seguro lo hará -confirma la madre con una sonrisa mientras acariciaba la cabeza de la pequeña.

You're mine |Luke Hemmings|Where stories live. Discover now