Carta #6

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Para:Detective Lionel Rosh
Fecha: 21/06/2017
Hora: 2:09.

Dr, Rosh

Era un soleado dia de verano el 10 de julio en aquel año 2006.

Como habia sido habitual, mi cabeza solo tenia hospedaje para April Petters. Mi corazón latía con aceleración al recordar su sonrisa ladeada. Y mi cuerpo entero vibraba al imaginar el gris de sus ojos.

Sr. Lionel, que piensa en lo descabellado que es estar enamorado de su alumna pero junto en momentos como estos, cuando ella era la dueña de mi razón, se volvía complicado pensar con coherencia.

El amor es uno de esos sentimientos que llegan como un huracán, llevando todo a su paso, sin importar qué ni quién.

Usted podría cuestionar mi veracidad, no podría obligarlo a realizar nada, pero puedo afirmar que aquello que estaba por senti no seria nada común.

April se habia ido a su viaje a la escuela de arte aquel dia, donde el sol radiante podía entrar por las ventanas de mi viejo apartamento.

Estaba de vuelta del aeropuerto ya que de alguna manera la señorita Petters quería que yo fuese parte de su despedida.

Ese dia fue el primer abrazo.

Estamos de pie mientras ella se despedía con un beso en la mejilla de sus padres mientras yo miraba en todas direcciones, observando el vaivén de las apresuradas personas que tomaban sus boletos, las familias viajando fuera de la ciudad a vacaciones, unas cuantas parejas que se apretujaban y se regozigaban ante el grato reencuentro con sus amados. Hombres uniformados yendo a "viajes de negocios".

Y luego estaba yo, de pie frente a ella. Me miró con un vacileo difícil de ocultar.

La hija de los Petters era tan obvio como nadie podría serlo pero lo recompensaba con su habilidad para actuar.

Los dos nos habíamos dado una cómplice mirada que gritaba "vergüenza" para sonreirnos con timidez.

Entonces su vuelo llamó y fui rodeado por el calor de sus brazos y la calidez confiable que emanaba de su cuerpo. No tuve tiempo a dar replica, estaba petrificado ante tal acto de afecto, aunque dentro de mi tórax era imposible calmar el golpeteo desenfrenado que mi terco corazón dio por ejercer.

Cual niño enamorado. Comenzaba a querer.

Con toda mi sinceridad para usted,
Nathan Owen.













¿Por qué la maté?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora