Sueños de un amor perdido

I

Después de resolver algunas cosas de la empresa, de la fundación control de daños, y de tratar de alejar al​ pervertido mercenario que estaba detrás de Peter lanzándolo hacia el otro lado de la ciudad.

Tomó una​ merecida siesta. O por lo menos un breve descanso que no duraría más de tres horas.

Luego de los acontecimientos de la Guerra Civil, su vida se tornó más ajetreada.

Conferencias, reuniones, búsquedas de los nuevos héroes que surgían, entre otras cosas.

Pero no todo era tan malo.

Rhodey se recuperaba día con día y se encontraba enamorado de la Capitana Marvel, Peter iba bien en sus estudios y patrullaba la ciudad diariamente.

Pepper había regresado, pero ahora solo mantenían una amistad que lograron en base al cariño que pese a todo, perduraba.

Ante estos pensamientos, cayó rendido ante el cansancio que ahora se hacía presente.

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-Te extrañé mucho Holmes.

-¿Por qué? Yo apenas noto tu ausencia.

<<¿Por​ qué te fuiste?>>

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Lo despertó con dificultad, tomó su mano y lo condujó camino al altar.

Ahora su amigo, compañero y colega se estaba casando. La única persona que había aguantado cada una de sus travesuras y desvaríos.

A pesar de no querer dejarlo ir, pensaba que era lo mejor, así no correría peligro alguno al estar a su lado.

¿Pero por​ qué dolía tanto?

Ciertamente el amor era la peor y más dolorosa desventaja.

<<No me dejes>>

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Explosiones, un edificio derrumbándose, una persecución por el bosque, un tren en movimiento.

Aquel mismo hombre tratando de salvarle gritando, casi rogando, por que despertara.

El tono casi desgarrador y violento con que trataba de regresarlo a la vida.

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Ahora se encontraban en el salón rodeados de gente que había asistido, bailaron mientras deducían el plan que Moriarty estaba por culminar.

-Por cierto, ¿Quién te enseñó a bailar?

-Tú lo hiciste.

-Bueno, hice un buen trabajo.

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El sonido y la brisa de una cascada eran más que evidentes​.

Los ojos azules en los que predominaban el verde se encontraron con los miel.

Se miraron por última vez a los ojos como sólo ellos solían hacerlo, pero con la diferencia de que ahora se despedían para siempre.

<<Adiós, te amo John>>

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-¡HOLMES!

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No.

¡Watson!