Capitulo 21.-

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Tres meses después...

Lali se encontraba en el balcón de su habitación, sentada en una silla mecedora, mientras disfrutaba de la rica mañana del día. En sus manos, se encontraba un libro que había comprado en las tantas salidas que tuvo con Valeria. Aquel, trataba del romance y el peligro. Algo que, según ella, describía a la perfección su vida actual. Soltó un suspiro, y aparto la vista de la pagina, tomando la taza de café que tenía a un lado, mientras su vista se paseaba por la vista que tenía. Una muy bonita a decir verdad. Estaba rodeada de flores, árboles, y demás cosas de la naturaleza.

Hacía ya tres meses que había llegado a España, junto con sus secuestradores. Aún le seguía diciendo de esa manera en su mente, porque prácticamente eran eso. Pero, a decir verdad, jamás pensó que se "secuestro" terminaría de esa forma. Viviendo en una lujosa casa, con unas personas realmente maravillosas y que la trataban bien, a pesar de no conocerlas. Supuso y la cuestión era, de que todos aquí pensaban que era la novia de Peter. Y no su víctima.

La puerta de su habitación sonó, girando enseguida la mirada hacía el lugar, el tiempo que gritaba un "adelante." La figura de Valeria se hizo presente, logrando en Lali una enorme sonrisa. La chica, a decir verdad, se había transformado en una gran amiga para ella.

"Lamento la interrupción, pero debemos bajar a ayudar, si queremos que nos toque pastel." Valeria había pasado a la habitación, acercandose al balcón, donde Lali se encontraba. 

"Supongo que si digo que me torcí el pie, ¿no ven a creer cierto?" Dijo Lali mientras dejaba todo a un lado, y se ponía de pie, tomando la taza que contenía su café. Valeria movió la cabeza de lado a lado, para finalmente moverla en sentido negativo.

"Esa excusa ya la use, y no me funciono." Soltó la rubia, una una ligera risa. Lali negó antes sus palabras, para luego ambas, comenzar a caminar hacía la puerta y bajar las escaleras, hasta donde el alboroto estaba.

Resulta que el pequeño Tommy, futuro heredero de esta casa e hijo de Alexander y Amanda, estaba cumpliendo sus cuatro años. Y como todos en esta casa, Lali debía ayudar con los preparativos. 

Al llegar a la planta baja, Lali se sorprendió ver a muchas personas caminando de un lado a otro. Unas con bandejas en las manos, otras con comida, con globos, regalos, todo. Y para su sorpresa, Peter estaba ahí. El chico se encontraba ayudando a Rodrigo, a colocar un enorme cartel con las palabras: "Feliz cumpleaños Tommy." en ella. Lali sin poder evitarlo, posó una sonrisa de lado a lado al ver al chico, tan concentrado en lo suyo.

"Venga, ya tendrás tiempo para tu novio. Vamos, que a nosotras nos tocó en la cocina." Las palabras de Valeria sacaron a Lali de su burbuja, logrando en ella un cierto sonrojo. Y sin decir nada, siguió a su rubia amiga hasta la cocina. Donde una vez ahí, les pusieron la tarea de decorar los pequeños cup-cakes, para la mesa de dulces. Sus ojos se elevaron unos segundos, mirando de nuevo a las personas que iban y venían. ¿Tan importante era la fiesta del pequeño?

"Esto si que será una gran fiesta." Dijo Lali en un susurro, acercandose ligeramente a Valeria. La chica desvió sus ojos azules unos segundos de su trabajo, para posarlos en los cafés de Lali.

"Así es. Si no, Amanda se enojara." Lali frunció el ceño ligeramente, logrando que Valeria soltara una leve risa. "Lo que pasa, es que hay una mujer, de un cartel vecino, que siempre termina de organizar las mejores fiestas para su familia. Y Amanda a querido superarla. Ya sabes, cosas de mujeres de grandes jefes." Lali negó divertida ante aquellas palabras, para luego continuar con lo suyo. 

Luego de 200 cup-cakes, aunque Lali podía jurar que eran mas, ambas chicas terminaron con su trabajo, al igual que la mayoría de las personas que estaban en la casa. La figura de Amanda se hizo presente, logrando que Lali posara su atención en ella. La mujer iba vestida con ropa deportiva, dejando ver su escultural cuerpo, al tiempo que su cabello rubio estaba recogido en una coleta y sin una gota de maquillaje sobre su rostro. La mujer lucia sensacional. Lali se dijo, que en unos años mas, quisiera lucir como ella. Claro, dejando a un lado el rubio cabello, porque ella decía que definitivamente el rubio no era lo suyo.

Secuestro.- Laliter.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora