Veinticuatro

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Luego de una increíblemente larga e incomoda charla sobre la protección, los bebés, y... Muchas cosas que quisiera sacar de mi mente me fui hasta la ducha.

Antes de salir de la cocina pude ver a Jamie, estaba sentado tan recto que me sorprendía que no le estuviera doliendo la espalda, para su mala suerte él estaba sentado al lado de mi padre. Papá podía ser tan sobreprotector a veces que llegaba a darme vergüenza. Veía las miradas amenazantes que le lanzaba a Jamie de vez en cuando mientras comíamos.

Teníamos suerte de que el señor Williams tuviera tanto carisma, sino el desayuno habría sido un completo desastre. Él disipaba la tensión que se formaba cuando mi padre se ponía de manera militar-padre-protector.

Tras una corta ducha y luego de vestirme como Flash, bajé las escaleras para encontrarme con mi padre viendo las fotografías que habían por el living de la casa de los Williams.

-Este chico era mas lindo cuando pequeño -habló cuando notó mi presencia a su lado. Me reí.

-Yo también lo era, mírame ahora.

Papá sonrió, junto a sus ojos se formaron pequeñas arrugas que demostraban lo viejo que se estaba poniendo cada día. Como todos.

-Tú eras y eres hermosa, Belly -me abrazó fuerte y besó mi frente-. Quiero que vayamos a casa de tu madre hoy, Bell, debemos hablar de todo...

-Papá yo no quiero verla... -murmuré mientras lo miraba hacia arriba. Papá era alto, odiaba no haber podido sacar su altura-. Me lastimó... Todo lo que hizo me lastimó.

Él asintió y luego se puso tensó cuando miró detrás de mi, salí de sus brazos para ver que estaba mirando... Jamie bajaba las escaleras.

-¿Segura que no es tu novio? -preguntó papá en mi oído. Me reí, pues en mi mente lo imaginé sacando una escopeta para amenazar al tatuado chico que parecía hacer movimientos robotizados cada vez que estaba cerca de papá.

-Es mi amigo.

-Su mejor amigo -sonrió Jamie de manera forzada, se acercó a nosotros y puso en la repisa un nuevo cuadro, en él estábamos Bellie y yo jugando. Miré a Jamie curiosa y confundida, una sonrisa más sincera y menos tensa se formó en sus labios-. Ambas son de la familia, deben ir aquí... La tome hace un par de días.

Me sonroje al pensar en Jamie tomándome fotos desprevenida, y más aun al pensar que ya me consideraban de la familia. Sentí una grata emoción en mi pecho, él podía ser un sol a veces...

¿Por qué tenia que joderla siendo un mujeriego? Sin eso yo podía verme caer enamorada de él. Pasar mis días con él y con nuestra cachorrita. Sería bastante lindo.

-Bell, Beeeell -aparté mi mirada de la fotografía y los pensamientos de mi mente para concentrarme en papá que agitaba su mano delante de mi cara. Lo miré avergonzada, por suerte nadie podía saber lo que yo estaba pensando-. ¿Vamos?

-¿Con mamá? Está bien...

-¿Y nuestra salida a comer? -Jamie habló mientras tomaba mi mano, me giré hacia él con una mueca triste. Lo había olvidado por completo.

Miré su mano sobre la mía, miré la tinta que cubría sus nudillos y ascendí por su brazo hasta finalmente dar con sus ojos. Di un largo suspiro y luego negué.

-Debo ir con papá -me disculpé mientras soltaba su mano. Jamie nuevamente forzó una sonrisa.

-Esta...

-Ven con nosotros.

-¿Qué? -Jamie y yo hablamos a la vez y nos giramos hacia mi padre.

El se encogió de hombros mientras se acercaba a tomar su chaqueta de cuero del sofá, mi padre, como siempre lucia muy bien. Era de estos padres que realmente no representaban su edad y se vestía como cualquier hombre intelectual y moderno.

En problemas [USDP #2] ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora