Aquella pedregosidad que estima
la cantidad de fragmentos continuos.Distinción más clara no puede haber,
con su tamaño espectacular,
tan grande como la cabaña y
adecuada para el jugueteo
de dos jóvenes,
enfrentando las mágicas
sensaciones que se pueden
presenciar en el
enamoramiento.La rocosidad puede lograr
un delegante
acercamiento en la materia humana,
donde consigue estremecer
los órganos al sentir piel.Mediante la aventura,
vemos como una caricia puede amar;
rehacer un movimiento
diferente a lo común.La naturaleza en el desnudo
de sus fragmentos duros y fríos;
una tremenda fuerza al soportar
dos organismos completamente,
sin moverse,
o lograr que se despedace.Una mínima parte de su textura,
sigue intacta,
tanto que da camino a manteneruna ardua pasión.
Pasión sensata a no tener final.
Nerviosismo al ver la primera
parte de ti, una piel tan roja
como un atardecer,
tan lisa como la seda,
y delicada como el llanto
de un pequeño.Las yemas de mis dedos cruzan
la montaña,
intentado llegar a la cima,
cima del estremecimiento continuo,
un inexplicable e indefendible
roce de labios, calidez y amor.Piedra nuestra,
has hecho culminar
una esfera al espacio, has logrado
entrelazar dos seres.Tú piedra,
eres nuestra
y no habrá ladrón
más inescrupuloso que
la materia de dos.•Una complicidad basada
en la geología de un sentimiento•.-Patricia S.J.