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Abrí los ojos, no podía acostumbrarme a tanta luz. -No puede ser, ¿Estoy en el cielo? ¡No! Imposible, esas cosas como el cielo y el infierno no tienen sentido, eso no existe- dije. Poco a poco me di cuenta, estaba en una cama. Era el hospital. -Pero, ¿Cómo e llegado hasta aquí?- me pregunte. Yo creía que ese era mi final, que ya le había dado la mano a la Sra. Muerte. Me dolía la cabeza, se sentía como si un ancla me tirase de la cabeza hacia atrás. Es gracioso, ¿no?. Ya que estaba en una cama con la cabeza apoyada en la almohada. Alcé mi mano para tocarme las heridas y asegurar de que esto no había sido un sueño, pero, solo estaba la de mi frente. ¿Os acordáis de esa especie de balazo? Pues no había dejado ninguna herida, . Pero, fue todo tan real. Esa angustia, esos pensamientos, aquel sentimiento de algo perforando mi cráneo. Todo aquello para mi no fue un sueño, pero al no notar la herida del balazo, mi mente se confundió. Me quise levantar de aquella horrible y vieja cama pero tenia un tubo en mi brazo derecho. Sabes, de esos que te colocan para que te entren nutrientes y agua y todo eso (en este momento no me acuerdo de como se llaman). Por cierto, os he dicho que ese hospital era horrible. Tenia un aire fúnebre, como si todos los pacientes que han estado aquí se hubieran muerto. Era sucio, parecía como si no limpiaran el suelo desde hace 3 años (ese fue otro motivo por el que no me baje de la cama). No había cortinas para separar las camas de los pacientes. Hablando de camas, la mía era la única con un colchón, que casualidad. Pero, por muy sucio que estuviera el suelo las paredes estaban limpias y brillantes de un blanco luminoso como si una estrella se hubiese metido en ellas. Parecía que aquí viviese gente que no tuviese necesidad de tocar el suelo. El dolor se estaba haciendo insoportable y, de repente, a mis oídos vino otra vez ese horrible pitido agudo. ¡Me iba a volver loca! Es difícil concertarse con ese dolor y ese pitido en mis oídos pero me levante y toque con mis pies desnudos el asqueroso suelo y fui caminando hacia la puerta, la abrí con cuidado. Era una de estas puertas corredizas que se iban hacia un lado. Después de unos largos 2 minutos logre llegar hasta un ascensor y unas escaleras, pero, la cosa estaba en por donde bajar. Por la escalera, que era una especie de trampa mortal, pues, era madera vieja y que de seguro chirriaba. Pisarla seria un suicidio. Me asome un poco mas y mi teoría se confirmo, el rellano estaba roto, tenia un agujero enorme. En ese momento, me decidí a ir por el ascensor. Con la poca fuerza que tenia en ese momento, intentar saltar eso si que seria una locura. Llame a la puerta del ascensor. Ahora me pregunto que por que lo hice. Ese hospital se veía mas que abandonado (excepto por el detalle de las blancas y luminosas paredes, que sin necesidad de luz podrían matar a un vampiro). Era de esperar que ese ascensor no funcionase. Al ver que no subía, abrí la puerta directamente con la poca fuerza que me quedaba y adivina que: Al abrir la puerta lo único que vi fue un montón de cables por los que se supone que subía y bajaba el ascensor, pero ni rastro de la pequeña cabina en la que me tendría que subir para bajar. – Lo mas seguro es que este en uno de los pisos de abajo, ¿Pero en cual?- dije en voz baja. ¿Y si resultaba que estaba en uno de los pisos de arriba? ¿Dónde me llevaría este cable si simplemente lo bajo? ¿Y si hay un piso subterráneo y luego no puedo subir? Y si me decido a bajar por la escalera, ¿Podre saltar ese hueco? ¿Y si se rompe a medio camino? ¿Y si me quedo aquí arriba para siempre?. Todas esas preguntas pasaban por mi cabeza en esos momentos. Y mi cerebro era incapaz de darles una respuesta. Entre esa angustia, el dolor de cabeza, el estupido y odiado pitido en mis oídos y mis pies llenos de polvo y microbios, a mi cerebro no se le ocurrió otra cosa que vomitar. Fue el vomito que mas me dolió de toda mi vida, se sentía como si estuviera expulsando gran parte de mis órganos. Y con esa sensación lo único que hacía era darme mas ganas de vomitar otra vez. Era asqueroso y olía a medicinas. Bueno, mejor paro que creo que a los que os van a dar ganas de vomitar va a ser a vosotros.

Sin nada para limpiarlo, no tuve mas remedio que dejarlo ahí, ensuciando aun mas el suelo. Creo que ya había encontrado el motivo por el cual, el suelo estaba así de sucio. Me eche a reír cuando me di cuenta de ello. Mejor eso que echarme a llorar por no poder salir de allí. Al agacharme para vomitar sentí algo en mis pantalones, ¿Qué raro? No me habían puesto ninguna de esas batas en las que se te veía el trasero (parece que los hospitales no tienen el suficiente presupuesto como para comprar unas batas con el trasero cubierto, ni para ponerle botones, claro) llevaba unos leggins negros, como de costumbre, una camiseta ancha y que me tapaba casi todo trasero de color verde con unas letras negras con la palabra esperanza puesta en muchos idiomas (esa camiseta me hacia sentir mejor en momentos duros como este) y unos botines rojos. Me sorprendí aun mas al no verme puesta la muñequera que llevaba siempre con una N dibujada con un trazo un tanto extraño. No llevarla me hacia sentir la muñeca desnuda y desprotegida y eso no me gustaba. Bueno volviendo a lo del ascensor y la escalera. Estaba sin salida, asta que planease algo y pensase en alguna respuesta para aquellas preguntas. Además con este estado no iría a ninguna parte si intento bajar por algún lado a si que volví a la habitación y me puse a pensar

Teniendo en cuenta lo grande que era ( o por lo menos parecía) ese hospital, pensé en recórreme toda esta planta para ver lo que había y si algo me podía ayudar. Y sobretodo si había algo de comida solida por allí, y si había, que no estuviese podrida. Pero antes, al sentarme volví a sentir ese bulto en el lado derecho de mis pantalones (y por si te lo estabas preguntando, sí, esas mallas tenían bolsillos, o leggins, o como se les llame. Pantalones flexibles y ajustados, y punto). Os acordáis del bulto que mencione antes pero con la tontería de deciros como iba vestida (un dato completamente innecesario) me olvide de ello, pero estoy bastante segura que a alguno de vosotros también. Bueno, a la mayoría. Metí la mano y ¡Tachaaan! ¡Era mi pequeño móvil! Y enganchados a los auriculares. Era el mejor momento de mi vida. Ya no había motivo por el que tomar la decisión de por donde bajar. Solo tenia que llamar y¡ Mierda! Creo que ya sabría lo que me ha pasado cierto. El móvil no tenia batería. En ese momento se me paso por la cabeza <¿Qué medico o persona me abría dejado aquí?>. Soy imbécil, ¡De verdad! ¡¿Eso es lo único que se me ocurre pensar ahora?! Y por que no en: mi esperanza esta perdida, volví al punto de partida, ¡mi vida es una completa ruina!

Después de toda esa estupidez y de hacerme tantas ilusiones, volví al plan del principio y empecé a caminar y ha abrir puertas corredizas de esas.

Había una puerta justo en frente de mi habitación. Entre y estaba todo oscuro, guiándome con los brazos y dándome unos cuantos golpes en las espinillas lleve a algo que parecía ser una venta, levante la persiana y con mis ojos ya acostumbrados a la oscuridad de aquella habitación, me volví a quedar ciega por tanta luz. Antes de girarme y ver la habitación observe la bonita vista de un precioso jardín, que, aunque no estaba cuidado las plantas desbordaban por todos lados. Por eso era tan precioso. Había un camino por donde se podría pasar sin mucha dificultad. En ese momento quise saltar de la ventana y caer entre toda esa vegetación, pero me di cuenta de que eso iba a ser imposible por culpa de a la gran altura en la que me encontraba. Me deprimí al ver toda esa hermosura y no poder estar ahí abajo y me pregunte como había llegado hasta allí, quien me había traído y porque me había dejado allí. ¿Por que sigo viva? Eso era lo que en verdad no podía entender. Como estaba allí y sobre todo, ¡por que la herida de mi nuca abia desaparecido! Todo eso, lo que estaba sucediendo, eran cosas que no podía explicar. Poneos en mi situación: Una chica (o si eres hombre un chico) que después de ser golpeada con una botella rota, atravesada con una bala y que ha visto y sentido como todo su cuerpo dejaba de funcionar y se rompía, ahora estaba en un hospital viejo investigando como salir de allí. Era como un sueño, o mas bien, como una pesadilla Lo que me llevó a pensar en esa ultima frase que dije antes de morir, que fue: Loa humanos no tenemos boton de reinicio.

Y si yo tuviera al como eso y si no fuese un humano normal, o aun peor, y SI NO FUESE HUMANA. Eso ultimo era difícil de creer, bueno, y lo otro también. Lo mas seguro es que no fuese tanto como yo pensaba y tuviese solución. Y lo de el balazo que supuestamente me metieron, seguro que fueron imaginaciones mías por el dolor y lo rara que me sentía. Lo de sentir ese apagón también tubo que ser cosa de mi imaginación. Lo único que no podía explicar era el por que me dejaron aquí, el quien fue y POR QUE ESTE HOSPITAL ESTABA TAN MAL CUIDADO. Espera, he pensado todo esto solo por ver esas plantas. Yo os lo aviso, me voy por las ramas (nunca mejor dicho).

Me giré y vi que esa habitación estaba en tamaño mini. Ósea, quiero decir que todo era como 45 centímetros mas pequeño de lo habitual. Ahora ya entiendo el por que me golpeaba en las espinillas todo el rato. Mirando esto se me vino una imagen de las mesitas que nos ponían para sentarnos y comer cuando estábamos en infantil. Pensé que seria una sala para niños, muy niños. Pero encontré comida, asique fui a abrir el paquete en el que estaban envueltas esas patatas fritas y empecé a comer, ¡no estaban pasadas! ¡POR FIN UN RAYO DE LUZ ENTRE TANTA OSCURIDAD! Bueno, y paredes blancas por que las paredes de esa habitación eran igual de blancas como las del pasillo o las de mi habitación, pero en ellas había un pequeño dibujito continuo que rodeaba toda la parte inferior de la pared. Como una pequeña línea con dibujitos que rodeaba toda la habitación, bueno, me entendéis. Después de comerme media bolsa de patatas fritas, las cojí y me dirigí a mi habitación para guardarlas junto con unos zumos de melocotón que había encontrado, también cojo unos dulces y sin saber porque allí había también comida para gatos, eso lo deje allí, en verdad no me interesaba. Cuando volví a mi habitación, algo extraño había pasado. Las paredes se habían vuelto negras Mejor dicho, las habían pintado, pues, olía a pintura húmeda. Entonces, me di cuenta. No estaba sola.

Jel mi. No se q ponerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora