La verdad es que tenía razón, y yo no podía evitar dársela, cada vez que venía de alguna u otra manera yo lo despedía y sin más él se iba.
Es que este chico no se que tenía, pero me asustaba, a decir verdad me asustaba todo lo que me hacía recordar, ambos eramos tan parecidos y tan diferentes a la vez, en todo este tiempo de mi carrera jamás me había chocado con alguien que compartiera la culpa conmigo, y eso era un sentimiento que no se lo deseaba a nadie. Más aún si la culpa realmente no era tuya, pero siempre nos pasa esto, cuando sientes que es tu responsabilidad cargas con ello. A veces es tan pesada que preferirías compartirla. Pero como lo dije antes, no se lo deseo a nadie, y otra vez estoy aquí haciéndome cargo de algo que tal vez no debería. Soy psicóloga y escogí está carrera para ayudarme y ayudar a los demás con los problemas que los aquejan. A veces preferimos resolver los problemas de los demás antes que los nuestros. O es simplemente que creemos que encontrando una solución al problema ajeno, tal vez, sólo tal vez, lo encontremos al nuestro, y en mi caso que era la culpa, la que llevaba de la mano, podría dejar de apretarme y darme un alivio, si ayudaba a los demás.Estaba tan sumida en mis pensamientos que no me di cuenta cuando fui a parar en este lugar.
Aquel lugar que me recordaba a un pasado ya olvidado, no todo lo que viví fue malo, y no soy un alma en pena atrapada en la oscuridad, solo soy una mujer que desea superar un pedazo de su vida. Antes yo sonreía y con eso no me refiero a que no lo haga ahora. Solo que antes lo hacía con más frecuencia.
Estaba al frente de aquel restaurant dónde solía ir a comer, solo me acerqué por curiosidad y fue cuando noté su presencia dentro que aquel lugar, él estaba solo o tal vez acompañado. No lo sabía. Pero podría averiguarlo.
Y otra vez era la curiosidad la que me envolvía. El saber más acerca de un desconocido. El saber el ¿por qué? De su comportamiento. Y el más importante. La necesidad de ayudarlo.
Solo fue cuando deje de pensar en eso, cuando me di cuenta que me comenzaron a mirar raro, y es que ser disimulada nunca fue parte de mis acciones, pero era mejor eso a voltear mi cuello como el exorcista, siempre fue ese uno de mis "defectos", lo poco disimulada que era, llamaba mucho la atención. Y como no, si yo estaba parada al costado de una de las paredes que tenían una ventana que lo reflejaba todo, y eso no era lo peor, él habia logrado mirarme. Tal vez no fue buena idea dejarme llevar por la curiosidad, teniendo como consuelo, que podría no haberme reconocido. Rogaba por que fuera eso.
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Una psicóloga con sus propios problemas.
RandomAlguna vez pensaste en ir al psicólogo y contarles tus problemas? Y si tu respuesta es sí. Pensaste en que realmente te ayudarían? Y que tu eras el único dentro de ese consultorio con problemas? Pues esta es una historia donde veras la realidad, y...