Mad Strange

Un Mes Antes

Tulsa Arabaci estaba muy molesta.

  Era notorio ya que no se molestaba en ocultar su ceño fruncido a pesar de la penetrante mirada que su madre le lanzaba desde el otro lado de la mesa, como siempre, Tulsa prefería ignorarla, especialmente cuando un idiota como Ricardo Cisneros no podía cerrar la boca sobre lo buena que le parecía Melania Trump. Ni siquiera se molestaba en mirar a los otros integrantes de la mesa, ya que ninguno de su patética y reprimida familia se atrevería a contradecir, ni por lo menos, interrumpir al hijo del gobernador del estado. Probablemente hubiera intercambiado miradas comprensivas con su hermana mayor, Alicia si tan solo hubiera llegado a cenar, pero sabía exactamente que su hermana y probablemente el único humano que comprendía su sentido del humor había sido víctima de un gobierno corrupto y abducida por lo que parecía una crisis estatal y probablemente el apocalipsis mexicano.

Y el único deber de este idiota era visitar personalmente los familiares de las victimas del proyecto Benfeld, para presentar el sentido pésame de parte del gobierno y proporcionar una ayuda financiera para apoyar a la familia personalmente afectada como la de ella. Una cena. Eso era todo, una incómoda y triste cena con el hijo del gobernador, pero no, este hombre de dos metros, tez pálida, cachetes regordetes y ojos azules pequeños, no podía hacerlo peor, o al menos de eso se intentaba convencer Tulsa, pero cada segundo que ese hombre hablaba con la boca llena a carcajadas sobre los debates entre Donald Trump y Hilary Clinton como si todo hubiera sido un episodio de un programa de entretenimiento, una línea entre las gruesas cejas de Tulsa se hundía cada vez más mirando con degrado.

    Su madre la conocía bien, sabía que estaba a punto de estallar, y su hija de diecisiete años podía llegar a ser violenta, sabía que debió de evitar que una Tulsa de seis años saliera de cacería con su padre tan seguido. Tenía el presentimiento que no sería lo más inteligente para un sano desarrollo, pero de nuevo, ¿Qué más podría hacer su niña cuando viven en medio del bosque? Ambas de sus hijas adoraban la aventura y ambas podían ser más atrevidas de lo que ella hubiera deseado, después de todo, había sido esa parte de su carácter que había influido en la decisión de Alicia como voluntaria para pruebas experimentales científicas. Probablemente se hubiera evitado esta espantosa cena con Ricardo Cisneros además de que éste estaba completamente inadvertido que su hija cada vez apretaba con más fuerza el tenedor y lo miraba con un odio atemorizante. Suspiró y miró a su esposo que estaba sentado frente a ella, ambos sentados entre el atacante y la víctima prometedora en el comedor de la cocina.

Octavio había envejecido muchísimo desde el mes pasado que toda la crisis comenzó a desarrollarse, y con ello, la noticia de la pérdida de su hija primogénita. Siempre había sido un hombre robusto, con ojos tristones marrones, y la piel morena, su calva ya comenzaba a expandirse en lo que era cabello grisáceo delgado como el de ella, y ahora tenía bolsas bajo los ojos y una expresión perdida la mayor parte del tiempo... como ella. Volvió a suspirar y regresó al espagueti que ella misma había cocinado y oró rápidamente porque Tulsa no cometiera asesinato ahí mismo, frente a ella, mientras intentaba cenar.

- Quiero decir – continuó Ricardo después de soltar unas carcajadas sobre aquel video de Donald Trump hablando de tomar a las mujeres por su área genital como si nada con la boca llena–, en su defensa el poder puede llegar a la cabeza, además, yo conozco a muchas mujeres que si son así. ¡De verdad! Simplemente ellas solas se ponen donde no quieren, y después vienen a culparnos a nosotros por simplemente seguir nuestro instinto natural, Entiendes lo que quiero decir, ¿Verdad, Octavio?

Su padre miró a Ricardo a penas reaccionando.

- Ese hombre no merece ningún tipo de defensa. – interrumpió Tulsa con un tono tajante  –. Debería de estar en la cárcel, hay muchas mujeres que después de esa exposición corroboraron denunciado que habían sido violadas por Donald Trump. La violación sexual es un puto crimen. Pero cómo hemos permitido que el dinero y la fama protejan a estúpidos enfermos mentales, entiende, ¿No, señor Cisneros?

Fue ahora Ricardo quien frunció el ceño.

- ¡Tulsa! – exclamó su madre asentando indignadamente su cubierto sobre el plato de cristal.

- ¿Es así como educan a su hija? Que desagradable boca tienes, niña.

Tulsa presionó la mandíbula y lo observaba con los ojos entrecerrados. Incluso el cabello de este hombre estaba teñido del mismo color que el presidente de los Estados Unidos. No podía ser más patético.

- Por favor, discúlpela señor Cisneros – habló su padre de repente –, todos estamos muy sensibles, por la condición actual de nuestro país, y la perdida de uno de los diamantes de la casa...

Ricardo asintió una vez con la cabeza con indiferencia. Y gracias a algo poderoso, la cena concluyó rápidamente después de eso, cerrando con una despedida indiferente y ensayada. Ambos lados habían cumplido con el deber. Cuando su madre cerró la puerta se volvió a Tulsa para gritarle todo lo que quería hacer desde que ese hombre había entrado a su  casa, pero Tulsa ya no estaba ahí, probablemente ya se hacía encerrada en su habitación. Octavio puso sus grandes manos sobre los delgados hombros de su esposa, como pidiéndole compasión o redención o tal vez ambos, de igual forma, cedió. Todos estaban exhaustos después de todo.

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Tulsa se quitó los pantalones y el bracier, se acostó en su cama y repasó los periódicos del mes pasado por cuarta vez en ese día. "Desastre en laboratorios secretos del gobierno". "ALERTA RECLUSOS PELIGROSOS EN FUGA". "MANTENGANSE EN CASA CON SUS SERES QUERIDOS, MUTANTES SUELTOS POR LA CIUDAD", "ALERTA".

- Alicia no es ningún mutante. – murmuró para ella misma entre dientes y los ojos húmedos, lanzó los periódicos con todas sus fuerzas contra el piso y pasó sus manos sobre su cabello rizado azabache largo mientras encogía sus piernas hacia ella. Aun se encontraba molesta, y parecía que así estaría por varios días hasta obtener respuestas.