Como un sueño

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El sonido de las olas al romper en la orilla llenaba el espacio como un murmullo suave e incesante. A lo lejos, en el horizonte, una tenue luz anaranjada indicaba la salida próxima del sol, tiñendo las aguas de claridad. La brisa marina acariciaba las dunas, esparciendo la arena, moldeándola delicadamente. El paisaje transmitía calma y tranquilidad, silencioso e imperturbable...

Así lo encontró la pareja cuando llegó al lugar. Avanzaron unos pasos con lentitud, mirando a su alrededor sin ocultar la sorpresa que les provocaba la visión de la cala. Era la primera vez que veían un mar como aquel. Una playa tan blanca y clara, tan perfecta..., unas aguas tan azules, incluso con esa luz... Se miraron entre sí y sonrieron. Era el sitio perfecto, tal y como lo habían imaginado.

Empezaron a correr. Primero despacio, luego con más energía, con más y más ganas a cada zancada. Dieron vueltas por la costa con los pies desnudos y la ropa al viento, sintiendo el tacto del aire, que los animaba a seguir y los dirigía, de vez en cuando, al uno contra el otro. En uno de estos encuentros, los dos muchachos se dieron de frente y cayeron juntos sobre la arena, enredándose entre risas y jadeos por la falta de aire. Permanecieron así, tendidos muy juntos en el suelo, durante unos minutos, recuperando el aliento. Después uno de ellos se incorporó.

—Me encanta este sitio. —Suspiró mientras contemplaba las vistas, encantado. Se giró hacia su compañero, pensando que no lo escuchaba—. Hyung. Hyung, ¿no piensas lo mismo?

El otro, que había cerrado los ojos para disfrutar del sonido del mar, asintió, sonriendo.

—No sabía que podía haber playas tan bonitas como esta. Creía que nos costaría más encontrar nuestro rincón especial. —Abrió un ojo para mirarlo. Su compañero lo escuchaba con el rostro radiante de emoción—. ¿Qué dices? ¿Nos bañamos?

—¡Habrá que probar el agua!

El mayor rio mientras lo veía ponerse en pie de un salto y quitarse la ropa a toda velocidad. Se incorporó para hacer lo mismo: sabía que pronto le empezaría a meter prisa para que fuera con él.

—Tranquilo, Taehyung-ah. El mar no se va a mover de ahí...

Taehyung ya estaba listo y había empezado a dar trotes a su lado, sonriéndole como un niño nervioso y entusiasmado al mismo tiempo. Lo cogió de la mano cuando terminó de pasarse la camisa por la cabeza y tiró de él hacia el mar.

—¡Vamos, Seokjinnie-hyung! ¡Tardas mucho!

—Ya va, ya va... —Seokjin no pudo evitar reír mientras su dongsaeng aceleraba y lo llevaba consigo hacia las olas, contagiándole sus gritos de alegría.

Apenas había comenzado a salir el sol. Era temprano, aún tenían cansancio acumulado en el cuerpo por el viaje del día anterior, no habían podido dormir mucho por la diferencia horaria... pero, cuando se metieron en el agua, todo eso desapareció. Era como si la energía del mar los renovara por dentro, transmitiéndoles unos escalofríos que se debían solo en parte a su temperatura, más fresca tras las horas de oscuridad de la noche. Los dos muchachos se entregaron de lleno a esta sensación, jugando, salpicándose mutuamente, nadando con unos ánimos de los que carecían cuando se habían levantado una hora atrás. A veces se llamaban entre sí para disfrutar juntos de una nueva forma que se les había ocurrido; en otras, cada uno parecía fundirse con las olas y se sumía en sus pensamientos, en su propia conexión con el océano, y en otras, se encontraban de nuevo por casualidad, como si la corriente los atrajera, y se dedicaban una nueva sonrisa antes de volver a empezar.

En una de estas últimas, Seokjin estaba suspendido boca arriba sobre el agua, dejando que el mar lo hiciera flotar a la deriva en una zona en la que las sacudidas eran más suaves. Entonces sintió un movimiento junto a él y giró la cabeza: Taehyung, de pie a su lado, con el agua hasta los hombros, lo observaba en silencio. Seokjin se dio la vuelta lentamente, situándose frente a él.

[TaeJin] Como un sueñoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora