Las pestañas

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No voy a ponerme a escribir sobre sus pestañas. No me pondré a escribir sobre nadie, más que la misma luna. Si, la luna tiene pestañas. Son esas que se entre cierran cada vez que crece cada vez que mengua, y cuando es luna llena, oh querido Dios, querido universo, gracias por hacer algo simple, tan asombrosamente deslumbrante. El sentimiento en las noches obscuras, cuando no hay estrellas porque todas las luces de una ciudad las opaca, ese sentimiento de la luna pestañeandome, me hace sentir acompañada. Así como las pestañas del corazón, esas que se entre cierran cada vez que mi corazón se acelera por ti, cada vez que son las 4 de la mañana y yo no puedo dormir.
Que tal si las pestañas fuesen los miedos. Cuenta tus pestañas, y sabrás tus miedos. Supongamos que tengo 50 pestañas, y si, son cincuenta mis miedos. Tal vez con el simple hecho de tener miedo de que cambie la hora, o el día, o de perder a mi mama. Y las pestañas probablemente sea lo menos importante, lo menos estético, pero creo que son más importantes que si el cielo es más bonito azul o lleno de nubes. Las pestañas son controversias, y son una lucha, porque cuando miras en los ojos de alguien no ves belleza, si no pestañas, o no ves pestañas, si no belleza, o tal vez no veas ninguna de las dos y solo seas egoísta y vanidosa y solo logres ver tu reflejo en las pupilas. La vida es corta, tan corta como una pestaña, un día se cae, y te crece de nuevo. La gente es reemplazable, tan reemplazable como una pestaña, un día se cae, y te crece de nuevo.
Qué te puedes esperar de un nuevo minuto, de una nueva estrella, creo que te puedes esperar muchísimo más que solo ver a la luna pestañear. Porque la luna pestañea en el minuto, y las estrellas brillan en el minuto. Así como las pestañas chocan con los pensamientos en el minuto.

 Así como las pestañas chocan con los pensamientos en el minuto

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Entre ojos y planetasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora