Capitulo I tarde de silencio

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mire al costado de mis lentes la ventana detrás de mi dejaba entrar la luz de la tarde detrás de esa ventana se podían observar cada uno de los movimientos de los arboles a los cual la briza vespertina besaba cada tarde, el sol imponente acariciaba con delicadeza las grandes montañas teñidas de un verde obscuro tras la luz radiante del sol cada tarde, las aves en la distancia simplemente parecían manchas borrosas en aquella hermosa y variada vista que únicamente aquella ventana podía otorgar un fragmento de belleza en una tarde que parecía congelada todo marchaba en lentitud.

---¡hermoso!--- me dije, esa palabra surgió en mi cabeza únicamente como un pequeño comentario pero con gran significado.

---¡Vida!--- me he repetido eso toda mi existencia, esa misma tarde pude observar que lo único permanente es el cambio justo esa tarde comprendí que la misma escena no seria la misma al siguiente día.

esa maravillosa frase me la dijo una vez un sabio, me tomaba muy en serio sus palabras pues su reputación y éxito lo presidian

---¡Riiiiiing! ese sonido fuerte y repetitivo interrumpió mis adentros para escuchar a una maestra sumamente frustrada y con expresión de depresión en su rostro esa era la cara de alguien que había sido derrotado

---Jóvenes es hora de salir, no olviden sus ensayos de literatura mañana--- decía aquella maestra la cual de vida ya no comprendía y la que una vez tubo un pequeño sueño de enseñar a los jóvenes abandonaba su existencia

salí del salón y lentamente baje las escaleras mire de reojo hacia abajo --- ¡aah!--- ese maldito cordón se había desatado, no era ese mi mejor día. En ese tiempo todo hasta el mas mínimo roce me con cualquier problema llegaba a fastidiarme.

lo volví a atar con firmeza y continué hasta la puerta principal, un umbral de color café, estaba al lado de dos muros que lo sostenían. Me despedí de mis compañeros, con un semblante poco usual con la vista perdida y un poco preocupado algo abrumaba mi mente.

esa persona realmente no era yo salí de la academia con una rara sensación, aquella vista, ese paisaje en la ventana observe la calle de tierra y por primera vez la observe con asombro, como si fuese la primera vez que la había visto.

---Vida--- esa palabra...

camine bajo el viejo olmo fuera de la academia, pensé *Si ese noble árbol hablase que me podría decir*

Un sabio maestro me dijo una vez algo que me ayudo a comprender la diferencia de un ser de nuestra especie contra todas las demás --- ese querido amigo es el sentido de existencia---

después de varios minutos de caminata pase frente a un viejo templo el cual tenia un hermoso jardín con un enorme árbol parecía como si todo en ese mundo se había puesto de acuerdo para que ese árbol estuviese allí tan esplendido que cautivaba el alma las masas se aglomeraban para rezar en aquel viejo templo, pero yo observaba algo distinto algo que ellos eran incapaces de ver la hermosura de un solo árbol

--- ¿Qué era esa sensación?---

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--- señor, señor---  una voz de un viejo me despertó, era mi tutor y consejero Alvar, un hombre de piel blanca y ojos cansados tenia una larga barba de color banco como la ceniza de los volcanes de Magnar una región llena de forjadores y brujos el era de Igniano de las tierras de Ignar mi reino. 

Yo era el principe de las tierras de ignar una region con una abundante flora y fauna, montañas gigantes y grandes regiones para el cultivo, debido a la variedad de sus ecosistemas y a la abundante frontera con el mar Bramiano mi tierra era prospera pero en esos tiempos ya nada era como antes por ese tiempo yo tenia dieciséis años de edad, mi padre me habia dado todo aprendia cada día artes como la filosofía y la sociología que me ayudarian a gobernar diariamente entrenaba con los generales el arte del manejo de la espada y practicaba con los elfos el arte del tiro con arco. 

--- Alvar, losiento me he quedado dormino--- dije entre cerrando los ojos 

--- lo he notado señor, le sugiero se apresure hoy el señor Berathraban le dará su clase de estrategia--- el comandante de la región de Magnar Berathraban no era a alguien que deberías hacer esperar, tenían fama de impacientes. 

me dirigí a la torre norte del castillo era una fortaleza completa hecha para durar años asediada, esto se debía a que la capital había sido situada en una zona estrategica para la guerra, durante años otros reinos continentes enteros ansiaban lo que mi tierra guardaba  antiguos sacerdotes del primer eón de la creación de este universo crearon la puerta una antigua entrada a los diferentes mundos del universo que tuviesen vida inteligente claro que todas eran leyendas absurdas contadas por ancianos en mi tierra el motivo a mi parecer, era la riqueza Ignar era conocido por la cantidad exagerada de megna una forma del metal facíl de trabajar pero dificil de romper era una cualidad de los forjadores de Ignar sus hermosos trabajos en espadas 

finalmente en la torre norte me dijo un Berathraban con tono molesto ---Tarde otra vez, "señor"-era una cualidad unica de aquel instructor poner en duda mi capacidad para gobernar y mas de mi linaje 

---¿Qué pasaría si Ignar rompiese lazos con Magnar? "señor"---

--- la forja de megna decaería y bajaría la economía a un quince por ciento señor---

---¿Cuales son las uniones mas importantes en los últimos diez años señor? 

con aburrimiento pero con astucia respondí --- Magnar, Servil y Deliz--- era un sin fin de casos todos los días y diariamente me llovían preguntas de economía, casos de guerra, religión entre otras muchas y mas variadas tareas que tenia que llevar a cabo un príncipe de un imperio que estaba apunto de convertirse en una potencia, hasta lo que ocurriese meses después en Balizur...

Ignar Corazón del Cuarto EónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora