Narración 6

465 82 29
                                    

Seung-Gil no paraba de verse en el espejo

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Seung-Gil no paraba de verse en el espejo. La ropa que llevaba puesta no le convencía del todo, pero tampoco se atrevía a negarse ante su mamá. Tal vez algún día de estos le traería otras cosas que sí sean del gusto del niño o algo de ropa que sea de su agrado. Para su suerte, era hora de ir a la escuela y sólo necesitaba uniforme.

Quitándose las prendas de encima a desgana y poniéndose ese uniforme que lo hacía sentir más cómodo, fue directo al piso de abajo para servirle el desayuno a su perrito.

—Buenos días, Seung.

Al niño casi se le caía el tazón de comida al escuchar la voz de su padre.

Dejó el agua y la comida para el deleite de su mascota para después acercarse a la cocina que era de donde provenía la voz.

—Buenos días —respondió a secas.

—Llegué en la noche y supuse que estarías durmiendo así que esperé a que despertaras.

—¿Seung-Gil ya bajó? —esa era la voz de su madre que provenía de la sala.

—Sí, querida. Ya está aquí.

El niño no se lo podía creer. ¿Cuándo fue la última vez que había visto a su mamá y papá en la misma habitación? Tal vez había pasado un año como mínimo.

—Bien, mi pequeño —su madre apareció con un vestido negro y ajustado que resaltaba su pequeña figura—. Supongo que ya estás listo para ir a la escuela.

—Sí.

—¡Muy bien! Tu papá y yo te llevaremos hoy.

Seung-Gil abrió los ojos como platos.

—¿Qué? ¿Por qué?

—Ow, me haces creer que no quieres.

En realidad, el pequeño sí quería algo como eso, que su familia luciera como debía ser: una familia. Pero siempre que sus padres hacían algo como esto era porque había algo que le iban a decir al final del día, algo que a Seung no le iba a gustar para nada.

—Ya vámonos, ¿entras a las siete? Se hace tarde —dijo su padre mientras se levantaba y estiraba un poco el traje que llevaba puesto. Era algo similar al uniforme de Seung.

—Volveré en la tarde —se despidió el niño con su mascota como hacía todos los días antes de irse a cualquier lugar.

✉️

—¡Oh! ¡Qué pintoresca es tu escuela, Seung! —exclamó su madre al echar un vistazo por fuera de la ventana.

—¿Tú crees? —la cuestionó el padre frunciendo el ceño al percatarse de que su hijo estudiaba en un lugar lúgubre y deprimente—. Mmh... ¿a ti te gusta tu escuela, Seung?

No, pero ya me he acostumbrado, fue lo que quizo decir pero esas palabras fueron remplazadas por un "Sí"

—Entonces no creo que tengamos que hacer algo aquí.

Una carta no se ruboriza (SeungChuchu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora