Cerró la puerta con fuerza mientras otra vez, escuchaba los gritos de sus vecinos discutiendo. Donde vivía no era especialmente lujoso, quizás esté muy abajo de eso, pero vamos, no tenia otra. Su dinero no era suficiente para un departamento lujoso, su última opción fue este edificio barato y desordenado pero era lo que le alcanzaba.
Su trabajo no era de una paga muy baja ni muy alta, era lo suficiente para que el pueda ahorrar tres meses para donde vive ahora y para comer ramen instantáneo todos los días.
Bajó las escaleras oliendo el aroma que siempre fue cercano, tabaco. Agradeció a su padre y madre por hacerlo acostumbrar a ese olor porque si no fuera por ellos, aunque arruinaron su vida, no hubiera podido soportarlo.
Salió del edificio listo para dirigirse a la cafetería que se encontraba en el centro de Seúl. No se quejaba. Al menos lo habían aceptado, no como la mayoría de los trabajos donde dejo su currículum y no lo aceptaron por ser de bajos recursos. El dueño, Kim NamJoon, es conocido por su gran corazón y por las cantidades de dinero que tiene en su bolsillo. La cafetería no era muy única pero era grande y muchas personas iban ahí para pasar un buen rato. YoonGi, por su parte, nunca fue ahí a disfrutar del café, ni cuando lo inauguraron. Siempre estuvo detrás del mostrador o en la cocina, los asientos que estaban en la sala principal, según su mente, no estaban destinados para él, él no era de su clase ni mucho menos tenía la piedad de disfrutar un café.
Luego de su turno en la cafetería tenía que ir a un drugstore y ahí atender hasta las 11 de la noche. No era un horario muy común pero al menos no tenia que hacer todo el trabajo solo. Hace poco contrataron a un chico nuevo, un poco mas bajo que el y con los labios redondos. El drugstore nunca se llenaba, puede ser que entre mucha gente pero en horarios diferentes. Quizás la hora cuando mas se llene es cuando los niños salen de las escuelas pero en la zona en la que estaba no había ningún colegio al rededor, pero aún así hay muchos colegiales que van. Las ultimas horas de trabajo si son las mas agotadoras, hay que guardar todo lo que esta fuera de su lugar y acomodar algunas cajas. El azabache habia manipulado a JiMin, el nuevo empleado, para que él haga todo el trabajo ese, ya que era nuevo y tenía que armar su reputación frente al jefe, una gran mentira que ayudo que su espalda no duela.
Pero lo más importante de la rutina de todos los días es a las doce de la noche cuando va al estudio. Donde se encuentra su piano y él.
Donde se puede sentir en paz, olvidándose todos sus problemas. Donde puede sonreír con tan solo mirarlo, como si todo a su alrededor solo fuera negro y él un Sol radiante.
Su felicidad en su corazón, Jung.
YoonGi.
ESTÁS LEYENDO
soulmates / yoonseok
Kurzgeschichtenporque ambos sabían que no importaran a donde se fueran, siempre terminarían juntos.