Un hombre hermoso

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Todo en mi vida había sido siempre monótono, incluidas las clases de baile a las que tanto amo ir después de la universidad; las salidas con amigos, que se convirtieron en reuniones en las que yo solamente hacía mal quinteto; las charlas sobre el futuro en el que siempre figuraba como el tío solterón consentidor ¡y ni hablar de las reuniones familiares! Eran siempre hablar de los hijos de mi hermana y demás parientes para terminar con mis tías preguntando cuándo iba a traer a mi novio o novia a la casa, yo solo contestaba con una sonrisa que lo haría pronto, cuando ni siquiera me gustaba alguien.

Hasta hoy.

Wow

Lo primero que vino a mi mente cuando lo vi fue nada, simplemente me quedé en blanco admirándolo mientras él se sentaba con cuidado en la banca frente a mí. Definitivamente había sido una maravillosa idea el salir de la rutina y venir a este parque en mis horas libres.

Me tomé un momento para contemplarlo: era hermoso. Esa sonrisa en forma de corazón le quedaba perfectamente a esos grandes ojos que brillaban con alegría, esa playera varias tallas más grandes que dejaba al descubierto su enorme vientre abultado, su blanca piel suave a la vista, ese cabello negro levemente alborotado; el hombre era una monada. Revisaba su celular mientras hacía pucheros y yo no podía quitarle la mirada de encima. Tenía un resplandor angelicar a su alrededor que era súmamente difícil de ignorar.

Cuando dejó su celular y comenzó a acariciar su vientre yo dejé de respirar, su sonrisa se ensanchó mientras susurraba cosas mirando su vientre. No pude evitar sonreír también y las ganas de hablarle crecieron en mí, pero me detuve.

No sabía si al pequeño le agradaría que un extraño se acercara a él en un parque público, podría ser un psicópata asesino -no lo soy-, un pervertido con maieusiofilia, un secuestrador, tratante de blancas; tantas cosas podría pensar de mí que no quería acercarme y asustarlo, no sabía qué tipo de reacción podría tener. 

Estaba observándolo tan fijamente que lo notó, como era de esperarse; sus grandes y redondos ojos se quedaron fijos en mí, analizándome, sentía que esos ojos podía ver a través de mi y obserbar mi alma. Por un momento me quedé paralizado solo tratando de sostenerle la mirada y por instinto sonreí nerviosamente tratando de no parecer que estaba coqueteando con él -cosa que me sale naturalmente en palabras de mis amigos-, pero creo que no funcionó del todo pues vi cómo su mirada se endureció un poco y después arqueó una ceja sonrojandose un poco, mas no respondió mi sonrisa, simplemente bajó su mirada al libro que tenía entre las manos y que no había notado que había sacado de su bolso.

Miles de dudas comenzaron a inundar mi mente al verlo tan hermoso y solo en la banca de este parque, ¿Seré capaz de algún día poder así de feliz a mi pareja? Porque se notaba a leguas que él se encontraba muy feliz, la pequeña sonrisa que nunca abandonaba sus labios y el brillo en sus ojos, pese a su seriedad, lo delataba. 

No podía dejar de pensar en lo hermoso que seguramente se verá cuando tenga a ese pequeño fruto de su amor -porque supongo que para tener tal expresión de felicidad, ese pequeño ser debió haber sido hecho con mucho amor, al menos eso espero- entre sus brazos. Me lo imagino con esa gran sonrisa aún más grande y los ojos acuosos de emoción mirando a su pareja. 

Mis pensamientos se detuvieron en seco cuando una dulce melodía llegó a mis oidos: el pequeño estaba cantando. Su voz era tan suave y dulce, no podía reconocer qué era lo que decía pero se notaba que cantaba con devoción, acariciando y sonriendo como si el bebé estuviera ya entre sus brazos. Yo solo pude sonreir y voltear el rostro para darle privacidad.

A lo lejos, vi a alguien corriendo, casi atropeyando gente de lo rápido que iba y se detuvo justo frente a nosotros. Yo solo lo miré mientras trataba de recuperar el aliento con las manos sobre sus rodillas; en cambio, el hombre en la banca de enfrente arrugó el entrecejó y después regresó al libro que había dejado junto a él.

 – Soo, lo lamento, de verdad lo lamento mucho, pero no fue mi culpa. – Habló dirigiéndose al pequeño hombre, quién lo ignoró sin disimulo.

El alto hombre de orejas pronunciadas hizo un puchero con sus labios mientras se quitaba el saco y aflojaba su corbata sentándose junto al que, ahora sabía, se llama Soo. Bonito nombre.

 – Jung, bebé– Habló de nuevo dirigiéndose ahora al abultado vientre de Soo, yo saqué mi celular de mi bolsillo para disimular que estaba al pendiente de su conversación. – Sabes que papá no quiso hacerlos esperar a ti y a papi, papá los ama mucho y lo que menos quiere es estar lejos de ustedes pero el tío JiMin no puede hacerse cargo de todo él solo – El hombre alto miraba de reojo a Soo, quién fingía ignorarlo pero lo miraba también cuando el otro enfocaba su miraba en su vientre. – ¿Puedes ser un buen niño y decirle a tu papi que me perdone? Que no fue mi intensión hacerlo esperar tanto tiempo aquí, que lo amo y me duele que esté molesto conmigo–  Dibujó un puchero que se me antojó gracioso lejos de tierno, pero aguanté mi risa lo más que pude.

Soo suspiró al tiempo que bajó su libro y volteó a ver al otro que seguía hablando con su vientre. –Chanyeol, llevas 10 minutos de retraso y no creo que JungHyun logre convencerme de algo, al menos no aún.

Chanyeol volteó a verlo, pero él solo lo miraba fijamente; estaban hablando sin palabras, se notaba y estuve aún más seguro cuando Chanyeol bajó la mirada con un suspíro.

 – Lo siento de verdad, Kyung; pero no fue mi culpa, de verdad. Esta vez no me entretuve jugando con Chen y su bebé o algo así, hoy fue culpa de JiMin.

–No metas a tu hermanito como tu pretexto.

– No es pretexto –  De verdad que este hombre va a matarme con lo pucheros que hace, se ve muy gracioso – El tonto olvidó un trabajo muy importante que teníamos que entregar hoy porque el fin de semana fue su aniversario y YoonGi lo consintió – Soo rió, supongo que el tono de voz que usó Chanyeol debió haber imitado al del tal JiMin. – Como disculpa te mandó esto... Bueno, es parte de los dos... Los tres – 

Kyungsoo levantó una ceja divertido. – ¿Los cuatro?   

 – No Soo, los tres: YoonGi, JiMin y yo, ¿quién es el cuarto?– Kyungsoo rió divertido y yo traté lo más que pude de no soltar una carcajada, este hombre es muy divertido.

Kyungsoo rio levemente y tomó las galletas que Chanyeol le ofrecia – Dile a JiMin y a YoonGi que aún estoy enojado... Un poco– Dijo tratando de parecer molesto. Yo sonreí ante la ternura de sus mejillas sonrojadas y sus labios levemente levantados haciendo un puchero.

Chanyeol, en cambio, lo envolvió en un abrazo y le llenó la cara de besos frente a los reclamos plagados de sonrisas de Kyungsoo.

 – Bien, vamos que se hará más tarde y ya quiero conocer a YongSung, Baek me ha mandado mensajes desde hace rato preguntando a qué hora llegamos.

Chanyeol rió –SeHun me escribió diciendo que su hijo es la cosa más linda del mundo, pero yo le dije que JungHyun será aún más lindo–Dijo como padre orgulloso mientras ayudaba a KyunSoo a levantarse de la banca y le colocaba su saco sobre los hombos, comenzaba a refrescar.

Ambos voltearon hacia mí y se despidieron para luego retirarse platicando tomados de la mano en la dirección por la que el más alto había llegado.

Verlos irse tan felices me hizo tener un cálido sentimiento en el pecho. Parecían una pareja realmente feliz.

Espero algún día tener algo así.






Esperando un bebéDonde viven las historias. Descúbrelo ahora