Se encontraba recorriendo los pasillo de una casa completamente abandonada, donde los únicos habitantes que tenía eran él y su más completa soledad; donde cada paso que daba significa un eco como respuesta ante la perturbación que él hacia en el espacio debido a su ruido, sus pasos era lo único que se escuchaba en su vieja casa de madera y su andar era un poco pesado pero ¿qué podía esperarse de una persona como él? Había llegado a una edad demasiado avanzada donde incluso los médicos le recomendaron que debía instalarse completamente en el piso de abajo ya que si subía los escalones podría sufrir de alguna caída y nadie estaría ahí para ayudarlo pero poco le importo a Mark aquella observación por parte del médico y subía las escaleras de su casa tantas veces como el quisiera, no le importaba si sufría algún daño debido a su capricho de subir, quizás muy en el fondo lo hacía para sentirse vivo. Quería sentir de nuevo su viejo corazón acelerar ante algo que lo hacia sentir inseguro o incluso donde podía correr peligro, porque el viejo Mark quería sentirse de nuevo vivo.
A pasos lentos llegó hasta las escaleras y su mano toco el barandal, sintió la textura del mismo y pudo sentir la frialdad bajo su tacto, quizás si tan solo estuviera él no se sentiría tan solo pero la verdad era otra y Mark tenía que aceptarla.
Subió lentamente las escaleras, paso a paso y con jadeos logro completar su tarea, sonrió triunfante al mirar de reojo el tramo de escalones que estaba dejando atrás para darse cuenta que estaba en el piso de arriba; con aquella sonrisa siguió caminando por aquellos extensos pasillos que el mismo había diseñado y con los años construido, aquel hogar era uno de sus muchos orgullos y podía narrar la historia de la construcción de aquella casa como si se tratara de sus propios hijos (los cuales se ponían celosos cuando su padre hablaba más de su casa que de ellos mismos) pero Mark reía ante tales ocurrencias y sentía la cálida mano de su pareja, lo que provocara que su sonrisa se hiciera más grande. Recorriendo aquellos pasillos notó el paso del tiempo y cómo este le afecto de una manera sorprendente, se recuerda en sus años de juventud habitándola junto con su pareja pero jamas notó como el tiempo había pasado y ambos habían envejecido, le parecía tan irreal que todo eso sucediera que al fin asimilaba todo. Después de ochenta y cuatro años Mark asimilo que sus años de juventud habían terminado, que aquellas cálidas tardes al lado de la persona que más amaba no se repetirían más, fue en ese momento donde apresuro un poco sus pasos para poder llegar a la ultima habitación de ese pequeño corredor y encerrarse en ella todo el tiempo que quisiera porque entrar en aquella habitación lo haría recordar.
Camino por aquel pasillo y no pudo evitar tocar las paredes de su hogar; la casa estaba cayendo y él no hacia nada para impedírselo.
― Porque tengo que dejarte ir ― dijo en voz alta mientras seguía recorriendo el pasillo y su mano intentaba dejar cierto rastro en la pared por si a su pareja se le ocurría seguirlo. Quizás era un pensamiento infantil pero aún tenía las esperanza de que cruzara aquellas puertas que estaba dejando atrás y lo recibiera con una sonrisa o incluso esperaba que se parara frente a él mientras le decía con una sonrisa "¿Qué haces aquí arriba? Deberías estar abajo" y juntos bajarían la escalera para sentarse en la mesa que estaba cerca de la cocina mientras platicaban de cualquier cosa.
De un momento a otro llego a la habitación y se sintió nervioso, era esa clase de sensación que solo causaba cuando tenías algún examen o cuando la persona que te gustaba se dirigía a ti para hablarte; era esa clase de nervios que hacia su cuerpo temblar y sus manos comenzaban a sudar debido a la pequeña adrenalina que sentía en ese momento, porque aquellas sensaciones aún le recordaban que estaba vivo
― ¿Por qué sigues causando eso en mi, Haechan?
Giro el picaporte de la habitación y un haz de luz lo recibió, subió su mano hasta la altura de sus ojos para cubrirse de aquel rayo de sol que le impedía ver y camino hasta acercarse a la ventana, una vez que estaba frente a ella corrió las cortinas de tal manera que la luz se filtraba pero entraba de una manera pacifica y no violenta; volvió a caminar otro tramo para quedar frente al espejo y se dio cuenta de cuanto había envejecido, notó como su rostro estaba cubierto por arrugas, la edad había caído en él que a penas notaba sus años de juventud detrás de aquellos ojos donde si sonreía se hacían arrugas a su alrededor, quería encontrar a aquel Mark de diez años en esos ojos que escondían sabiduría y unas mil cosas más. Porque detrás de aquel reflejo de un hombre viejo quería encontrarse con el Mark de su juventud; aquel valiente chico que no le temía a nada y era de las personas más sensibles en este mundo; quería encontrarse con el Mark que estaba siempre atento ante cualquier sonido, ante cualquier extraño movimiento o incluso quería volver a ver a aquel Mark que fue osado en su debido tiempo; porque quería ser y volver de nuevo a su juventud.
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Photograph.
Short Story«Amar puede doler, amar puede herir a veces pero es lo único que sé cuando se pone duro, sabes que puede ser difícil a veces pero es la única cosa que nos hace sentir vivos.» Porque Mark se da cuenta que lo que siente por Haechan parecía tan irreal...