Son exactamente las 2 y 59 de la madrugada. Falta un minuto para las 3. Por lo menos las matemáticas no me fallan. Acabo de tener, probablemente, una de las peores pesadillas de mi vida. Es raro, no suelo tener muchas. Es más, la última la recuerdo porque está apuntada en mi libreta. Qué raro. ¿Por qué está el despertador con la pantalla encendida? Yo no he apretado el botón en ningún momento.
El tiempo pasa, y a la vez no. No sé por qué, pero dentro de mí existe una sensación que ruega que sean ya las 3 de la mañana. Pero, ¿qué motivo habrá?
Ahora que me doy cuenta, ¿no eran las 3 cuando recibía la llamada en mi pesadilla?
A ver, tranquilo, no te comas el tarro, es una simple coincidencia. No va a pasar nada...
No sé por qué pero el corazón empezó a bombear sangre más y más rápido. Sentí que mis pupilas se dilataban al visualizar más luz en la habitación. Mi oido se afinó un poco más de lo debido. De repente empecé a escuchar ruidos en el pasillo.
Esta coincidencia me estaba matando.
Sin previo aviso, la pantalla del despertador se tornó oscura, pues este se había apagado. Falto de explicaciones, decidí coger mi teléfono para ver si había recibido alguna llamada perdida y de paso encender la linterna.
*Llamada entrante*
El reloj marcó las 3 de la mañana
Mis manos empezaron a temblar
Esto era demasiado extraño y aterrorizante.
No cogí la llamada...
De repente, recibí un SMS
Las siguientes palabras me dejaron helado:
"Estoy delante de ti"
No podía levantar la cabeza para ver más allá de la pantalla del móvil.
Noté un bajón general. Mis músculos se paralizaron, mis latidos aceleraron todavía más y se apagó la pantalla.
Un silencio sepulcral.
En ese instante, por mucho que intentara lo contrario, volví a escuchar ruidos.
Retumbó en toda la sala un chasquido.
Unos movimientos involuntarios me levantaron la cabeza. Vislumbré dos ojos. Ambos brillaban demasiado. Eran como pelotas de cristal. El derecho era de un color blanquecino y inspiraba tranquilidad. Sin embargo, el lado izquierdo, era de color rojo pálido, representando mejor que nunca el lado siniestro de una persona.
Sentí que la respiración se me paraba.
Poco a poco, estos dos ojos fueron acercándose hacia mí.
Noté el molesto sonido característico de la estática de una radio.
Pude vislumbrarle la cara, era ella...
Sonó el despertador. 7 menos 20 de la mañana. Estaba tirado en cama. Me encontraba cansado. No sabía qué había pasado. Solo sé, y por mucho que lo perjure, nadie sigue sin creerme, es que al lado de mi almohada había una nota que ponía
"Que tengas un buen día"