The Loving

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(Cuatro años después)

Camila

Es raro volver a escribir sobre ti nuevamente, lo hago realmente porque casualmente te volví a ver en tres oportunidades, porque cuando te miré nuevamente recordé que había hecho dos cartas para ti, las encontré por cierto, no sé si enviártelas, no sé si valga la pena pero lo pensare después. ¿Debería dar un resumen de lo que ha pasado desde que decidí perdonarte? Creo que es un poco egocentrista pero necesito decirlo y lo mejor que se me ocurrió fue esto.

Desde que decidí perdonarte hace ya unos cuantos años, ese día un gran peso se me había quitado, aun se me hacía difícil verte en el trabajo así que pedí un traslado a otro lugar, cuando lo hice fue lo mejor que se me pudo haber ocurrido, me encontré nuevamente con aquella persona que me había aconsejado perdonarte y le agradecí infinitamente aquel favor que me había dado, ¿qué crees? Ahora somos las mejores amigas, ahora somos como las tres mosqueteras, estamos siempre para ayudarnos.

Debo admitir que fue difícil al principio comenzar de nuevo, doy gracias a que mi mejor amiga estuvo ahí siempre, durante ese procedimiento de curación ella nunca me abandono e incluso cuando pensaba que iba a volver a caer ella me sostuvo y me impulso para seguir adelante.

También durante ese tiempo cambie mi forma de pensar, ya no era una víctima, solo era una chica con una gran lucha y la cual venció convirtiéndose en una mujer victoriosa, creo que eso fue lo que hizo que las personas también cambiaran en mi entorno, ya no me miraban con lastima por ser una chica deprimida porque su pareja era abusiva, no, ahora veían a una persona nueva, la mujer con gran optimismo y determinación. Todo mi entorno cambio en el momento que yo lo hice, mis pacientes incluso notaban la diferencia y eso me alegraba pues era eso lo que buscaba, con mi confianza contagiaba a los demás, le transmitía seguridad y apoyo, eso me hacía crecer como psicóloga, ya que ahora puedo conectar más con mis pacientes.

Pensar que hace ya aproximadamente catorce años me sentía y me veía vacía, destruida e incluso con el corazón partido, ahora he logrado salir de aquello, deje mi dolor atrás, me siento más libre que nunca, más feliz y agradecida de tener personas a mi alrededor que realmente me apoyan.

¿Sabes? Cuando te vi nuevamente por primera vez en aquel restaurante, en el momento que nuestra miradas conectaron pude ver el dolor y el arrepentimiento que transmitías, un pequeño sentimiento de compasión se removió dentro de mí al pensar lo mal que lo estabas pasando. Estas diferente a como yo recordaba, ya no tenías aquella seguridad por la cual te caracterizabas, aquella sonrisa encantadora había desaparecido e incluso el brillo en tus ojos estaba opacados por la amargura, no eras tú, ahora solo eres una persona triste y amargada, se puede notar hasta en tu forma de moverte, ya no estaba siempre de manera erguida y orgullosa, ahora estas siempre mirando al suelo con inseguridad. ¿Qué te habrá pasado para que llegaras hasta ese punto? Más que alegrarme, como pensaba reaccionar, me sentí preocupada por ti, sé que aunque me hayas hecho cosas terribles nadie merece que le paguen con la misma moneda, más sabiendo que a ese punto eres muy frágil y podrías cometer alguna locura.

La segunda vez no fue mejor que la primera, estaba en el parque y de casualidad tropezamos, cuando conectaste tu mirada con la mía la impresión en tu rostro era mucha, me pediste disculpa por el accidente, sentí que más por el tropiezo fue por todo lo que hiciste pero no me diste tiempo para contestar ya que saliste corriendo. Quería decirte que ya estabas perdonado, que no tenías por qué preocuparte, que ya todo estaba en el pasado, pero no me diste la oportunidad. Me preocupe al ver tus ojos hinchados y rojos, habías estado llorando durante un largo tiempo, me preguntaba cuál era la causa de tú dolor, quería saber si yo podía ser de ayuda, ya a ese punto sentía lastima por ti, el sufrimiento era tan notable que quería ayudarte. Trate de contactarte pero al parecer te habías mudado, cambiaste de número e incluso cambiaste de trabajo, nadie, absolutamente nadie conocía tu paradero, recuerdo haberme comunicado con mi mejor amiga para ver si sabía de ti, casi se desmaya al saber que quería ayudarte pero al razonar con ella me ayudo pero aun así no te encontré. ¿Cómo pudiste haber desaparecido? Te busque por cielo y tierra, no había rastro de ti en ninguna parte.

La tercera vez fue algo inesperado, estaba caminando por la calle, casi fue dejavu ya que me tropezaste nuevamente pero esta vez sí que te veías terrible, habías adelgazado mucho, podía ver los huesos de tú pómulo, la ropa prácticamente volaba en ti, me quede sin palabras, tú simplemente me sonreíste, de esa manera cuando me miraste por primera vez en la secundaria, pero con la gran diferencia que aquella sonrisa no reflejaba la verdad. Recuerdo que tomaste mi mano y sin avisar me llevaste a un lugar apartado, te arrodillaste y me pediste perdón, yo en ese momento te imite y te abrace, dije todo lo que no pude decirte aquella vez. Lloraste nuevamente en mi pecho pidiendo perdón una y otra vez, solo me encargue de consolarte y decirte que ya todo estaba bien. Cuando por fin te calmaste me abrazaste nuevamente y te despediste con una sonrisa y esta vez sí era una verdadera.

Curiosamente las tres únicas veces que nos vimos estaba con mi actual pareja, siempre preguntaba quien eras, trate de evadir el tema diciendo que simplemente eras alguien conocido pero aquel día preferí decirle la verdad, le conté nuestra historia, claro que no reacciono bien al principio pero al saber el cambio positivo que habías hecho en mí basto para tranquilizar el ambiente.

Ya para terminar solo quiero decirte que espero que tengas una buena vida, que sea cual sea tu dificultad en este momento, espero la superes, que encuentres a alguien que te quiera de verdad. También quería darte las gracias, porque sin ti no me hubiese convertido en la mujer que soy ahora...

— ¿Amor estas en casa? — Paré de escribir y me levante del escritorio saliendo de la de mi oficina.

—Pensé que llegarías más tarde —dije con sinceridad mientras me enganchaba de su cuello besando sus labios con una sonrisa.

—La reunión que tuve se canceló así que salí temprano de la empresa — me respondió con una sonrisa mientras me tomaba por la cintura y me guiaba hasta el sofá—. Dime que has hecho en tu día libre morenita.

—Pues hasta ahora nada, solo escribir una carta — le respondí sentándome en su regazo, sabía que le encantaba eso de mí.

— ¿Otra vez? — Me pregunto haciendo referencia a mi ex. Me encantaba que se preocupara de mí, era la mejor parte de su personalidad—. Porque si juro que si le veo no lo pensare dos veces y...

—Hey tranquilízate, no es lo que piensas, solo quería darle cierre a ese capítulo de mi vida, ya sabes como una buena novela — dije acariciando su cabello, pude sentir como suspiraba y eso me calmo por completo.

— ¿Algún día las podré leer? — me volvió a preguntar y negué con una sonrisa. Aquello era entre mi ex y yo, más bien un capítulo de mi vida que no quiero que lea. —Eres la mala ¿sabes?

—Cariño ya te conté todo, las cartas solo fueron un desahogo para mí y un método de sanación — le respondí besando el puchero que se había formado en su rostro, al final solo asintió acariciando suavemente mi cintura.

Es increíble como sin esperarlo, sin si quiera quererlo el amor llego en mi vida, fue difícil al principio aceptar nuevamente aquel sentimiento, temía ser herida nuevamente, no quería abrir nuevamente mi corazón para que fuese pisoteado y lo admito fui demasiado cuidadosa, estudie cada movimiento y sus intenciones antes de lanzarme al amor. Aunque no me fue difícil aceptar, nunca había conocido a alguien con tan bellos sentimientos, con un corazón tan grande, realmente soy afortunada, aunque realmente por fin encontré a alguien que realmente me valora por lo que realmente soy, que me respeta y sobre todo, que me ama de verdad.

— ¿En qué piensas morenita? — Me pregunta dándome un beso en el cuello haciéndome cosquillas al instante.

—En cómo nos conocimos — respondí entrelazando nuestras manos, observando como encajaban a la perfección— ¿Lo recuerdas?

—Como si hubiese sido ayer — Me responde haciéndome reír.

—Eres muy idiota.

—Pero aun así me amas.

—Más de lo que crees.    

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